Es fácil envidiar la encantadora vida de François-Henri Pinault; es el heredero de una familia francesa cuya fortuna supera los 6,000 millones de dólares y cuyas acciones incluyen la casa de subastas Christie's y Château Latour, un viñedo de lujo en Burdeos.
Desde 2005 ha administrado el activo principal de la familia, un conglomerado de 28,000 millones de dólares llamado PPR compuesto por las marcas de lujo mejor conocidas, incluyendo Gucci, Bottega Veneta e Yves Saint Laurent. Stella McCartney trabaja para él, así como el diseñador Alexander McQueen.
Más allá del estilo de vida lujoso
Dejando a un lado la ostentación, el reino Pinault enfrenta algunas realidades; una tarde de marzo pasó tres horas en una junta en París con los representantes sindicales de varios negocios de PPR. Hablaban de cerrar tiendas, despidos y otros recortes que él tuvo que atender como respuesta a la crisis económica.
Después de la junta tomó un taxi y éste se vio rodeado por empleados molestos que protestaban por los recortes. Bloquearon el auto por una hora, alegando abuso y leyéndole una lista de peticiones hasta que la policía se acercó a liberarlo; éste es el caso más sonado de lo que los franceses llaman "secuestro del jefe". Un video tomado por los manifestantes y publicado en YouTube muestra a Pinault, de 47 años, en un traje fino en la parte trasera del taxi mordiéndose las uñas y tratando de ignorar a la multitud. Hoy dice que se mantuvo ecuánime, aunque admite que fue una experiencia intensa.
"Intensa" es una palabra que describe bien la vida de Pinault cuando tuvo que confrontar dos retos, uno financiero y otro dinástico. El financiero consiste en que el mercado de lujo de 235,000 millones de dólares se ha hundido a medida que los consumidores de Roma hasta Rodeo Drive decidieron no gastar, y las tiendas exclusivas como Neiman Marcus y Saks Fifth Avenue bajaron los precios para evitar quedarse con mercancía. La consultora Bain & Co. cree que las ventas globales de bienes de lujo bajaron entre 15% y 20% en la primera mitad de este año y bajarán 10% gomal para finales de 2009.
El reto dinástico es menos tangible pero no menos importante; los observadores de la industria ven a la crisis como un bautizo forzado para las habilidades de liderazgo de Pinault. ¿Será capaz de mostrar que es un director ejecutivo exitoso por sus habilidades y no por su persona?
Hasta ahora el joven Pinault tendrá un comienzo decente; mientras varias marcas sufren y dos nombres europeos fuertes han solicitado la bancarrota (Christian Lacroix y Escada), Pinault tiene a los escépticos frustrados. Su pago de 4,700 millones de dólares de una participación controladora en la tienda de ropa deportiva Puma en 2007 ayudó a impulsar a PPR de la caída de las ventas de lujo. (Ahora la compañía es dueña del 70% de Puma).
Ronald Frasch, presidente de Saks Fifth Avenue, dice que Pinault vio venir esto, y lo describe como "un persona muy comprometida con el sentimiento innato de los negocios". El recorte de precios subsiguiente y el manejo del inventario funcionaron: el 31 de julio, Pinault sorprendió positivamente a Wall Street al anunciar que las ganancias de la primera mitad del año cayeron 4.8%, a 1,000 millones de dólares, con ingresos que sólo cayeron 3.6%, a 13,000 millones de dólares. Las acciones de PPR subieron casi 30% gracias a las noticias y ahora ya se recuperaron de su caída de 57% del año pasado.
Gente cercana a Pinault insiste en que sus ganancias se deben en gran parte a su confianza y está muy pronto a salir de la sombra de su padre, François Pinault, de 72 años, quien cree que ya lo hizo. "Tiene sangre fría", dijo a Fortune. "Estoy impresionado, pero no le digan que lo dije, no somos una familia que elogie fácilmente".
El entrenamiento del heredero
François-Henri Pinault podrá ser un rico príncipe con una esposa glamorosa, pero si hablan con su familia y amigos les dirán que no es una persona ostentosa. Su padre dice que "no tiene la arrogancia de algunos herederos y que nunca lo criaron para que pensara que su herencia era un derecho, sino algo que tenía que conquistar".
François hijo - quien cambió su nombre a François-Henri para evitar ser confundido con su papá, solía andar por París en un deportivo Aston Martin (el cual cambió más tarde por un híbrido Lexus), y tiene una colección de más de 60 relojes costosos, y al menos ha intentado desmantelar uno por curiosidad.
Pero cuando no está de viaje con Salma y su hija de dos años, Valentina, le gusta jugar tenis, box y entretener a los hijos de sus amigos con trucos de cartas que practica desde que era un adolescente.
Charles-Henri Le Bret, banquero inversionista que ha sido amigo suyo desde hace 20 años, describe a Pinault como "humilde".
La frase favorita de su padre en cuanto a negocios es que "hay que pensar como estratega y actuar como animal".
"François-Henri tiene mucha imaginación, pero es más racional que analítico. Tiene los pies en la tierra y es un tipo amigable", dijo Serge Weinberg, ex director presidente de PPR. El padre de Pinault dejó la preparatoria y comenzó un negocio de madera, después construyó PPR mediante una serie de adquisiciones al pasar de los años. Del negocio de la madera pasó a los bienes industriales y después a las ventas.
Pinault hijo entró a la prestigiosa escuela francesa HEC a principios de la década de los ochenta y se unió al negocio familiar en 1987, pero por poco no lo hace: después de la graduación vivió en Los Ángeles y se enamoró tanto de la vida estadounidense que casi entra a la escuela de negocios de Stanford; como no le dieron permiso de residente lo regresaron a Francia. Su padre recuerda que cuando vio a su hijo tentado a vivir en California, le propuso la idea de regresar para que se hiciera cargo del imperio.
Primero, François-Henri tenía que ponerse a prueba en una serie de empleos que juntaran 13 años de aprendizaje, comenzando como vendedor en una tienda de madera y probando suerte en varios negocios, incluyendo operaciones en África. A finales de la década de los noventa, lanzó la Web FNAC, la tienda de libros y aparatos electrónicos que aún supera en ventas a Amazon en Francia. Cerca de 3,000 millones de dólares u 8% de los ingresos de PPR provienen del comercio electrónico.
Un viernes de abril de 2003, Pinault padre le dejó las riendas a su hijo; lo llevó a cenar a París y cuando se sentaron sacó tres anillos de oro que su amigo, el joyero Joel Rosenthal, había hecho especialmente para esa ocasión. El primero tenía grabada la fecha de 1963, cuando Pinault creó la compañía; el segundo tenía grabada la fecha de 2003, cuando François-Henri quedó a cargo, y el tercero tenía un signo de interrogación. Junto a los anillos estaba una llave de la oficina de Pinault en Artémis.
Su padre recuerda que puso todo en un plato y le dijo: "el lunes empiezas". En un principio él pensó que era una broma. Dos años después François-Henri decidió hacerse cargo de todo, y tomó el puesto de Weinberg presidente presidente ejecutivo de PPR. Pinault hijo se abstuvo de la micro-administración y ha delegado responsabilidades a directivos de las divisiones de PPR. Antes de tomar decisiones importantes como la adquisición de Puma quiere oír distintos puntos de vista de sus otros tenientes.
Además, cultiva la informalidad. Ha dado su número de celular a un amplio rango del staff, incluyendo a diseñadores como Tomas Maier de Bottega Veneta, pidiéndole que le llame si tiene algún problema.
Al principio de su estancia como presidente ejecutivo, algunas veces se ponía rojo cuando tenía que hacer presentaciones formales frente a su equipo, según algunos ejecutivos, aunque ahora ocurre con menos frecuencia.
Puma: las ventas se unen al lujo
Los Pinault son diferentes a varias familias de negocios en que no tienen sentimientos por las compañías que construyen. "La nostalgia mata la felicidad", dice Pinault padre. François-Henri comparte esa visión. Pinault vendió Printemps en el clímax de la burbuja de bienes raíces por 1,000 millones de dólares por activo. La venta no fue una gran sorpresa, pero utilizó el dinero para comprar un remplazo de Puma.
Las marcas de Gucci formaron sólo el 17% de los ingresos de PPR pero más del 40% de sus ingresos operativos. En julio, Luca Solca, un analista en Bernstein Research, sugirió la fragmentación de PPR y que hubiera una división para sólo artículos de lujo. Otros han recomendado la venta de FNAC. La combinación de ventas masivas y el lujo "nos da tanto volumen como resistencia (ante las caídas)", dijo Pinault, alegando que es "coherente" unir ambas partes. A Pinault le importan las marcas con potencial de rápido crecimiento internacional, sean o no lujosas.
Probado por una crisis a nivel mundial
En el otoño de 2007, Pinault dio la instrucción de tomar en cuenta una posible crisis económica. "Dijimos que había que tener cuidado", recuerda. La recesión no había afectado todavía a Puma. Desde septiembre, todas las divisiones tuvieron complicaciones y se esforzaron por reducir inventarios y ahorrar efectivo. "En una recesión debes poder poner en duda todo antes de que ocurra", dijo Pinault.
Estas declaraciones son distintas a las de Bernard Arnault, director ejecutivo del rival de PPR, LVMH, quien declaró públicamente en 2008 que su compañía era efectivamente inmune a las recesiones, antes de que también tuviera que recortar sus gastos.
Polet, director del grupo Gucci, ha cortado los gastos de 25% a 30%, pero lo hecho de forma selectiva. China y otras partes de Asia están publicando costos mucho mejor que los mercados de lujo de Europa, Estados Unidos y Japón. Gucci, Bottega Veneta y Balenciaga siguen abriendo tiendas ahí incluso con la recesión. Todas las tiendas han buscado la forma de reducir costos; las contrataciones y los sueldos se congelaron desde septiembre.
A pesar de los costos de control, algunas marcas sufren, como YSL, la cual reportó pérdidas operativas de 24 millones de dólares en la primera mitad del año. Aún así, Pinault insiste en que la crisis no ha alterado el atractivo del lujo. "La gente sigue comprando, y la percepción del precio no ha cambiado", dice. Lo que sí cambió fue la demanda, pues los consumidores buscan artículos menos costosos. En Saks Fifth Avenue, Frasch dice que los productos más caros se siguen vendiendo, al igual que los más baratos, pero que los precios intermedios sí se ven afectados.
Después de años de cobrar lo que querían, este es un ajuste para varias marcas, pero Frasch dice que Gucci e Yves Saint Laurent son altamente responsables de cambiar la demanda de los consumidores. "Les doy mucho crédito por haber reaccionado rápido", dijo.
¿Es suficiente? Pinault sigue siendo precavido por el panorama a corto plazo, pero a medida que esta recesión ocurre, una cosa es segura: François-Henri está tomando las decisiones.
Pinault padre ahora bromea y dice que sólo entra a las tiendas Gucci para ver si hay polvo. En cuanto a su hijo, dice que le da seguimiento a sus actividades, pero no intenta supervisarlo y ponerlo bajo la lupa. Eso está bien para François-Henri. Está en contacto frecuente con su padre, pero no le prestará mucha atención al delicado asunto de una relación filiar. "Es mi papá", dice. Ahora PPR, Gucci y la (angustiante recesión) son sus hijos.
Fuente: CNNexpansion / Por: Peter Gumbel
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