Los incrementos en los montos de los pagos mínimos para los usuarios de tarjetas de crédito bancarias que determinaron las autoridades financieras, con todo y que se pensó eran un porcentaje manejable que evitaría que la gente cayera en la práctica de "el no pago", al parecer no fue tal. Además se implantó demasiado pronto, porque ocasionó que más de uno se viera imposibilitado para cumplir con su deuda, sobre todo entre los clientes nuevos.
El Banco de México (Banxico) aprobó incrementos anuales de medio punto porcentual en los montos mínimos a pagar para los clientes que ya tenía la banca de años atrás: .5% en 2011; 1.0% en 2012 y 1.5% en 2013. Y en caso de quienes se convirtieran en usuarios de los plásticos bancarios de 2011 en adelante, cargarían con el aumento de 1.5% desde este mismo año; todas las alzas irían directo a las amortizaciones de capital y conseguirían el propósito de acortar el tiempo para saldar las deudas.
En los bancos comerciales que operan en el país también contemplaron que los usuarios de tarjetas de crédito podrían cumplir en tiempo y forma con los pagos nuevos, pero no fue así y el volumen de las cuentas que cayeron en "no pago" rondaron 60,000, y por ello pidieron al Banco Central reconsiderar la medida.
Parecía complicado detener la política, pero consiguieron su objetivo y evitaron un trato distinto en el cobro de los montos mínimos a los tarjetahabientes aprobado por el Banco de México.
La Asociación de Bancos de México (ABM) demandó modificar las medidas. Propuso que la gradualidad se aplicara para todos, incluyendo a los clientes nuevos, no sólo para evitar un trato discriminatorio y que se incrementara la cartera vencida de sus integrantes, sino para facilitar también su administración, porque significaba más que un fuerte dolor de cabeza para sus tesorerías.
Y es que resultaría complejo separarlos y luego estaría la dificultad para clasificar a quienes siendo usuarios de otros servicios o productos de las instituciones financieras, se agregaran como clientes del crédito vía plásticos.
Por otra parte, hoy opera más del doble de bancos que en diciembre de 1994, cuando se registró la mayor crisis económica de la era moderna en México, y aunque los que hoy trabajan lo hacen de manera sana desde hace varios años, según se muestra en sus informes financieros, y aunque crece el volumen crediticio vía plásticos, no acaba de despegar y permanece lejos de los niveles que se registraban antes de la crisis de mediados de la década de los años 90.
En varios casos, como Santander, según nos comentó su director general adjunto de Medios de Pago, Jorge Alfaro, más que atraer clientela nueva, lo que se busca es ir a la segura y convertir en tarjetahabientes a personas que ya disponen de otros servicios del banco, como cheques, crédito hipotecario o algún otro, que se han preocupado por mostrar un comportamiento sano, para ofrecerles paquetes integrales –con diversos productos– y evitar de, esa forma, el incremento en su cartera vencida y aprovechar la bonanza crediticia que se vislumbra en el corto plazo.
De acerdo con un análisis de la Profeco, si una persona sólo paga el monto mínimo que le marca su banco en el estado de cuenta, el tiempo que puede tardar para liquidar su deuda puede alcanzar hasta 90 años.
Pese a ello liquidar, la cuenta de un día para otro no es tan fácil, y por lo tanto, se recomienda llegar a una negociación con la institución financiera.
Fuente: www.mundoejecutivonews.com / *Editor de la revista Mundo Ejecutivo En Twitter: @MundoEjecutivo
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