¿Qué sucede si un economista se equivoca en una proyección a 50 años? Nada. Los analistas duermen tranquilos porque sus modelos econométricos inventan un futuro del que nadie les pedirá cuentas.
La sorpresa que se han llevado en Goldman Sachs los ‘inventores’ del BRIC (integrado por Brasil, Rusia, India y China) y el N-11 (grupo variopinto de países que incluye a México, Nigeria, Corea e Indonesia) es que su previsión de que estas naciones ganarían posiciones en el PIB global en las siguientes décadas se hizo realidad mucho antes de lo previsto.
El crecimiento de China, India, Vietnam o Brasil ha acelerado una visión que estaba basada en países con grandes poblaciones. “Las ideas planteadas nos parecen hoy una realidad mucho más que un sueño”, dice Paulo Leme, director de Análisis Económico en Países Emergentes de Goldman Sachs. “Lo que esperábamos que sucediera en 20 años pasó en cinco”.
Si sus aciertos se mantienen, México será la quinta economía del mundo en 2050, con un PIB de 9.34 billones de dólares (el actual multiplicado por 10) y una renta per cápita de 63,143 dólares.
Leme aclara que “no es una carrera de autos”, y que para lograrlo basta con mantener las tasas de crecimiento actuales. El tamaño de la economía y la población son suficientes, aunque el crecimiento de México haya sido decepcionante en los últimos años en comparación con los BRIC y los N-11.
A Brasil, en el reporte BRIC, se le asignó un crecimiento de 3.5%, y lo está haciendo en torno a 6%. En Brasil “notamos un crecimiento de la clase media, la E ha migrado hacia D y C. Eso genera un mercado de consumo y crédito”, explica Leme. Un círculo virtuoso: aumentar la productividad y el crecimiento, lo que se traduce en más empleo, mayores sueldos reales, mejor distribución del ingreso y más estabilidad política. Parece magia, pero no lo es.
Leme destaca una primera diferencia negativa de México: la tasa de inversión de capital, que es baja, por lo que hace falta, entre otras cosas, más ahorro. ¿Podrá el crecimiento de los fondos de las afore cubrir esa brecha?, ¿atraeremos inversión suficiente del exterior que permita reducirla?
La segunda diferencia entre México y los países ‘de moda’ es la baja productividad.
Los indicadores de México están a la mitad de los de los otros países del N-11, como Vietnam o Corea. Leme apunta los cuatro elementos necesarios para elevar la productividad: para sorpresa de muchos, en primer lugar no habla de reforma energética, sino de ‘formación de capital humano’, es decir, México necesita mejorar la calidad del gasto público en educación y salud. En segundo lugar está el tema de la competencia: las leyes antitrust mexicanas no han funcionado bien y eso ha afectado la competitividad del sector comunicaciones.
En tercer lugar está el tema de la seguridad jurídica y por último, el de la infraestructura, clave en términos de todas las carreteras, puertos y aeropuertos que necesita este país.
Si nuestro indicador de productividad es 1.5, “hay que duplicarlo”, aconseja Leme. Y eso está en manos del Congreso. “La clase política y gerencial mexicana tiene que ser mucho más ambiciosa, porque el potencial de México es espectacular”, dice. Y se va al Plan Nacional de Desarrollo, donde el escenario más positivo plantea un crecimiento de 5 o 6%.
Lo asombroso, según Leme, es que esos países que Goldman Sachs bautizó son los que están jalando la economía global ante la crisis financiera de EU. “Estos países van a salir fortalecidos. Mientras que las economías desarrolladas salen de rehabilitación, los emergentes ganan velocidad relativa”.
El sueño que no es tal puede ser una realidad mejor aún. Cuestión de ambición.
Fuente: www.cnnexpansion.com Por:Alberto Bello
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