En un solo mes ingresaron al país 200,000 vehículos chatarra, cifra nunca alcanzada por la industria formal en un periodo similar.
En 2004 se autorizó la libre importación de autos y camiones ligeros nuevos de cualquier parte del mundo, con lo cual algunos fabricantes, sigilosamente, fueron ganando terreno.
Un año después (en agosto de 2005), mediante decreto, se avaló la importación de vehículos de Estados Unidos y Canadá que tuvieran de 10 a 15 años de antigüedad.
Ambas medidas fueron adoptadas de acuerdo con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Sin embargo, por imprecisiones en el decreto, corrupción en distintas instancias, monopolio de importadores y un mercado nacional de automóviles nuevos caros, los usados empezaron a competir seriamente no sólo con los modelos recientes, sino también con los de su mismo rango.
Hoy, la realidad es que tan sólo en el mes de febrero entraron al país más de 200,000 autos usados procedentes de Estados Unidos (cifra nunca alcanzada por el sector formal en un periodo similar).
Vayamos por partes...
De los 200,000 autos usados que cruzaron las fronteras del país, el 65% corresponde a modelos con más de 10 años de antigüedad, lo que a decir de la industria nacional es alarmante por los riesgos que representan: en primera instancia para el comprador, quien por lo general ignora costos adicionales, como las refacciones que tiene que comprar para este tipo de vehículos (cuyo mercado interno es incipiente); y, en segundo lugar, por el peligro ecológico que traen consigo por su tecnología obsoleta e inadecuada a las normas ambientales.
Pero esto no había pasado desapercibido. La industria automotriz nacional ya había ejercido cierta presión para que se endureciera la entrada de los llamados autos chatarra.
Sin embargo, la alerta siguió parpadeando... por lo menos hasta febrero pasado en que el gobierno federal hizo reformas al decreto de 2005.
Los principales cambios fueron: limitar en 10 años la antigüedad de los vehículos a introducir (exclusivamente modelos 1998) y que en adelante paguen el IVA completo, es decir, 15% sobre el 100% del valor de la unidad y no sólo el 7% calculado sobre el 30% del valor del mismo, como se venía haciendo entre agosto de 2005 hasta el 29 de febrero pasado.
La medida, lejos de intimidar, ha causado un efecto contrario entre los importadores, quienes al conocerla (y antes de que el nuevo decreto entrara en vigor a partir de marzo) apresuraron sus adquisiciones. Ahora el resultado es catastrófico, pues al sumar las cifras de enero y febrero, hay un promedio de 305,000 autos importados más que en periodos anteriores.
De éstos, más del 60% son modelos 97 y aún más antiguos. Según la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), actualmente circulan en el país 2 millones de autos “irregulares”, cifra bastante superior a los 1.2 millones de automóviles nuevos comercializados en 2007. ¿Le dicen algo estas cifras?
Puesto sobre la mesa, el reciente decreto deja más dudas que respuestas. Por principio de cuentas, poco se ha dicho sobre el aumento del parque vehicular que transitará en una infraestructura carretera como la nuestra, deficiente en muchos sentidos; de un mercado de refacciones impreparado para hacer frente a la demanda, o del incremento en el uso de combustibles poco nobles con el medio ambiente.
Esto sin contar que tampoco se ha previsto una verificación de las emisiones de los autos usados importados ni una supervisión para comprobar si son seguros o no.
Además, no aclara cómo se procederá en el caso de los autos con antigüedad de más de 10 años o si, de plano, ya no entrarán al país. Aún más inquietante es que tampoco especifica cómo se actuará, no ya en los años venideros, sino en los próximos meses cuando entre en vigor el TLCAN, que dispone la apertura completa del mercado mexicano y permite de nueva cuenta la entrada de automotores con más de 10 años.
A la fecha circulan 2 millones de autos chatarra, cifra muy superior a las unidades nuevas vendidas en 2007.
En marcha de reversa
En febrero, el gobierno federal publicó un nuevo decreto para regular la importación de autos usados. Su objetivo es evitar que México se “chatarrice”, pero...
Los trámites de nacionalización se han disparado de 700 solicitudes diarias a 1,500 en las últimas semanas, según la Asociación de Agentes Aduanales.
Las diferentes organizaciones de la industria nacional lo califican como un paliativo, pues en 2009 perderá vigencia. Según lo dispuesto en el TLCAN, México deberá abrir su mercado completamente en este rubro a partir de esa fecha.
Aunque el mayor número de autos usados aún entra por la zona fronteriza de Matamoros, Ciudad Juárez, Tijuana y Nuevo Laredo, ha comenzado a registrarse una avalancha de unidades por aduanas no fronterizas, como Acapulco, Yucatán, Chiapas, Veracruz, Campeche y Quintana Roo.
Es más importante que las autoridades articulen un sistema para verificar que los autos usados que se importan de Estados Unidos y Canadá cumplan con las normas ambientales, de condiciones técnicas y de seguridad.
Según analistas, que los vehículos usados no rebasen los 10 años de antigüedad (como se estipula en el nuevo decreto) no tendrá un impacto importante, pues más del 60% de los que se introducen ahora tienen 10 años.
La industria nacional corre el riesgo de perder el 40% del mercado de seguir la tendencia de autos usados sectores Tecnología automotriz.
Propuestas ¿Chatarras?
Contrario a la creencia de la mayoría, algunos analistas ven en la aceleración en la importación de autos usados una respuesta para crear un mercado competitivo tanto en precios como en modelos.
En su opinión, se impulsaría la renovación del parque vehicular, se lograría su regulación formal y terminarían los monopolios de los importadores, que a la fecha siguen amparándose en los claroscuros de las reglas establecidas para este comercio.
En su página de Internet, AM IA publicó lo que serían algunas medidas para un mayor control de este gran dolor de cabeza, sobre todo en lo referente a ventas internas, pues aunque éstas se han mantenido, sólo reportan un incremento de 1.1% contra febrero de 2007.
Éstas son algunas propuestas:
1. Establecer un acuerdo con Estados Unidos y Canadá para conocer a detalle la identidad de los automóviles.
2. Crear un registro público de vehículos usados
3. Establecer centros de verificación y de vigilancia que le den seguimiento a las normas de emisiones y seguridad, sobre todo para los autos usados importados que ya están circulando
4. Elevar el monto de las multas y sanciones por el concepto de contrabando de vehículos
5. Aplicar estrictos reglamentos de tránsito en materia de equipo mínimo de seguridad para automóviles usados en circulación.
Sin embargo, entre dimes y diretes, cada día se realiza un promedio de 1,000 solicitudes de nacionalización de autos importados y los “loteros” o particulares han buscado otras alternativas para cruzar las fronteras.
El reto es enfrentar el apetito natural de los mexicanos por comprar en Estados Unidos vehículos usados muy baratos en comparación con los que existen en el país.
Pero ¿cómo habrá de procederse en consecuencia? ¿Quién tiene la respuesta?...
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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