Quienes dirigen empresas saben que tanto las crisis como los tiempos de bonanzas los obliga a cambiar su modo de actuar, esto es, modificar algunos aspectos de su cultura para mejorar aquello que está mal o bien con el fin de fortalecer las cosas buenas.
Desde este punto de vista, la cultura organizacional llega a ser una de las mayores fortalezas de una
Por ello es que resulta tan importante que una empresa se preocupe por renovar de manera constante su cultura. Algo que resulta complicado si se piensa que gran parte de las empresas no tienen idea de cuáles son los rasgos que la componen y, lo peor de todo, nunca se han dado el tiempo de averiguar qué es.
La huella digital
Algunos le definen como el conjunto de percepciones, sentimientos, actitudes, hábitos, creencias, valores, tradiciones y formas de interacción entre los grupos existentes en todas las organizaciones.
Otros, afirman que es el conjunto de normas informales y no escritas que orientan el comportamiento cotidiano de los miembros de la organización.
Así, cada organización posee símbolos que generan sus propios climas de trabajo, por lo que se puede decir que la cultura en cada organización es como su "huella digital" que refleja su propia identidad; por tanto difícilmente dos organizaciones puedan reflejar culturas idénticas.
Pero entre toda esta diversidad de pensamientos existen puntos en los que todos coinciden: su renovación va dirigida hacia el incremento de la efectividad organizacional. Esto es, todas aquellas vías que sirven para cambiar la organización desde su estado corriente a un estado de mejor desarrollo.
Por ejemplo, las universidades son instituciones que constantemente requieren cambiar, para no perder vigencia en el importante rol que les corresponde: la educación.
Sin embargo, la implantación de procesos de mejora continua demanda mucho más trabajo en los aspectos "sociales" que en los "técnicos", a diferencia de una empresa como Apple o Macintosh donde su principal objetivo estará puesto en la tecnología.
¿Cómo renovarla?
Los expertos proponen formar tres temas que son básicos a la hora de renovar la cultura organizacional o facilitar las competencias innovadoras: la orientación estratégica al cliente, análisis y el desarrollo de espacios de cooperación dentro de la organización. De estos elementos se extraen los siguientes consejos:
1. Abrirse a la empresa
En tiempos de bonanza, a nadie parece importarle mucho si el jefe practica o no la inteligencia emocional. Pero cuando se pasa por malos momentos, el liderazgo sí se pone a prueba. Los grandes líderes se encierran en su núcleo, comparten sólo con la alta dirección. Y ése es un gran error, porque la gente necesita ver y saber lo que pasa.
2. Cumplir compromisos
A largo plazo, paralizar proyectos anunciados es una pésima señal, pues provoca desconfianza. Y esto último es peligroso, ya que ninguna empresa seria puede fallar en cumplir sus compromisos establecidos.
3. Impulsar la creatividad
Dentro de la misma empresa, la gente suele tener una o dos ideas en el bolsillo hace años y resulta mucho más difícil crear nuevas ideas que rescatar alguna en la que alguien ya ha gastado tiempo pensando. Por ello, contratar personas externas no resulta una buena idea, a no ser que se hayan agotado "todas" la opciones internas.
4. Empatizar con los clientes
Son los clientes los que compran o no tu producto, así que dejar de invertir en ellos es muy mala idea. Lo primero es ver cómo el mercado ha cambiado y cómo las necesidades de los consumidores ya no son las mismas.
Fuente: www.altonivel.com.mx
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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