La búsqueda de independencia económica, la dificultad para insertarse en el mercado laboral o, simplemente, la necesidad de alcanzar un sueño personal, abren la posibilidad de convertirse en un “emprendedor”.
Algunos lo hacen con éxito, pero 8 de cada 10, de acuerdo al estándar internacional, fracasa en su intento antes de que la empresa cumpla el primer año de vida.
En contexto
Aunque existen muchas definiciones sobre el emprendedor, los expertos en management coinciden en que se trata de una persona con habilidades especiales para echar a andar nuevos proyectos bajo un objetivo específico.
Su personalidad resalta sobre la de los demás, por su constancia, visión, pasión, determinación, carisma, capacidad de planificación, liderazgo y disciplina.
“Estamos hablando de una persona astuta. Que más que poder, busca la independencia y que está dispuesta a ponerse a prueba y a enfrentar riesgos. Es gente que confía en sí misma, que acepta sus equivocaciones; que es consciente de los riesgos, decidida, comprometida y responsable”, indicó Angélica Mora, directora general de Entrepeneurship & Business College, empresa que evalúa proyectos de inversión, atrae capital y desarrolla programas de capacitación y consultoría.
La ejecutiva, advirtió un detalle interesante: Un estudio realizado por el BID en 2004, concluyó que los emprendimientos a nivel mundial tenían un impacto global cuando eran realizados por ejecutivos retirados que contaban con un posgrado.
Y es que hay mucha diferencia entre abrir un “changarro” y abrir una empresa con visión de largo plazo. El primero tiene un toque de supervivencia personal. El segundo, un enfoque hacia la generación de empleos y contribución a la economía.
Por ello, es importante que el emprendedor tenga claro hacia dónde quiere llevar su negocio, qué herramientas tiene para lograrlo y producir estrategias a corto, medio y largo plazo para alcanzar sus objetivos. No bastan los conocimientos. Además hacen falta aptitudes para poder hacer que las cosas pasen.
¿Nace o se hace?
Aunque hay opiniones divididas sobre si el emprendedor nace o se hace, una de las más aceptadas es la del gurú del management Jeffrey Timmons, quien ha sido profesor en Babson Collage, Harvard Business Scholl y Northwestern University. Timmons está basado en 3 factores principales: el mercado, las personas y los recursos, mismos que se entrelazan entre sí y necesariamente contemplan el efecto de las personas que sustentan la empresa. "Este modelo señala que las capacidades de emprender sí son adquiribles", explicó Angélica Mora.
Camino restante
En México, emprender de manera guiada y consciente, no ha detonado a su máxima capacidad. En parte por desconocimiento, pero también por la complejidad para hacer negocios. Angélica Mora, directora de Entrepeneurship & Business College Mora citó el ejemplo de las patentes.
“A pesar de que los mexicanos somos personas creativas y con gran capacidad de inventiva e innovación, México es uno de los países con un menor número de trámites al respecto. Prueba de ello es que entre 1980 y 2001, de las 49,800 patentes registradas en México, sólo 5% fueron generadas por mexicanos. El resto corresponde a empresas extranjeras”, indicó.
En México, 9 de cada 10 empresas pertenecen a la categoría de Pequeña o mediana empresa (Pyme) y, de acuerdo con el INEGI, su tasa de mortandad es anual, al primer año es de 17% y al segundo año de 62.5%. Lo anterior explica la necesidad de apuntalar el perfil del emprendedor y dar un mayor impulso a la creación de nuevas empresas.
Fuente: www.mundoejecutivo.com.mx
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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