Cuando pasas décadas trabajando con ejecutivos y líderes de negocios, no puedes evitar darte cuenta de lo que funciona y lo que no. Una cosa que he visto es que no son las características intrínsecas o hábitos personales los que determinan si eres exitoso o no. Es tu comportamiento.
¿Qué quiero decir con “comportamiento”? Cómo reaccionas bajo mucho estrés. Cómo interactúas con otros, tu actitud hacia los clientes, qué tan duro estás dispuesto a trabajar para hacer las cosas bien, qué tan enfocado, disciplinado o distraído eres.
Admito que he conocido a lo largo de mi vida a algunos fundadores y CEOs bastante disfuncionales que reaccionaron bien por cierto tiempo. Pero tarde o temprano, usualmente cuando tienen más presiones y las cosas no van tan bien, tienen un comportamiento auto destructivo que los destroza. Tristemente derrumban sus negocios junto con ellos.
Si quieres seguir vivo, tal vez quieras darte un vistazo en el espejo y ver si alguno de estas conductas limitantes te describen:
Ingenuidad.
Eso siempre pasa, todos comenzamos creyéndonos todo, pero al poco tiempo nos convertimos en conocedores, eso mejora tus probabilidades de llegar a la cima. La razón es simple: los tontos no ganan. Aprende a cuestionar todo lo que leas y escuches y siempre considera a la fuente.
Pánico.
Las situaciones estresantes son muy comunes en el mundo de los negocios. Las cosas casi nunca salen de acuerdo a lo planeado y muchas veces pueden salir muy mal. Si no puedes controlar tu adrenalina y estar calmado en épocas de crisis no vas a llegar muy lejos.
Fanatismo.
La pasión es muy buena para alcanzar el éxito, pero cuando cruzas esa línea y te vuelves muy fanático eso puede afectarte. Lo he visto una y otra vez. Esto lleva a una percepción sesgada de la realidad, un razonamiento defectuoso y mala toma de decisiones.
Pereza.
Aquellos que están dispuestos a lograr grandes cosas también conocen una verdad fundamental; se necesita de trabajo duro; por eso siempre están enfocados y son disciplinados. La mayoría de los individuos son holgazanes.
Mentalidad de arreglar las cosas rápido. Steve Jobs decía “Estoy convencido de que por lo menos la mitad de lo que separa a los emprendedores exitosos de los que no lo son es mera perseverancia.” Si no te apasiona lo que haces, no sigas haciéndolo. Mucha gente quiere gratificación instantánea y eso no te va a hacer ningún bien.
Expresarse.
No importa con qué sentimientos luches más – celos, pena, inferioridad – transferirlos a las personas con las que trabajas y expresarte con enojo no sólo te hará a ti y a tus compañeros miserables, también matará tu carrera.
Egoísmo.
Si actúas como si el mundo gira en torno a ti, será mejor que tengas el talento para respaldarlo. Ser una persona centrada en sí misma, disminuirá tu efectividad. El negocio no se trata sólo de ti. Es sobre la experiencia de tus consumidores con los productos. Recuerda quién sirve a quién en la relación.
Viviendo en el pasado o futuro. Podemos aprender del pasado, pero lidiar con él es auto destructivo. También puedes planear y soñar con el futuro, pero si tus acciones no se enfocan en el presente, nunca alcanzarás tus planes o sueños.
Indiferencia.
Seguro escuchas muchas veces frases como “lo que sea funciona” o “todo está bien así” y “no te preocupes”, pero rara vez las escuchas de gente cumplida. Pueden ser muchas cosas, pero no son apáticos.
Hipersensibilidad.
Si no tienes la piel gruesa y cualquier crítica te afecta y ofende, vas a tener experiencias rudas en el mundo de los negocios. Hay una buena razón por la que los líderes de negocios tienen un buen sentido del humor y humildad. Es como un requerimiento, no te lo tomes muy en serio.
Fuente: www.soyentrepreneur.com / Por Steve Tobak
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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