Emprender se ha puesto de moda en México. Por todas partes comienzan a conocerse un sinnúmero de iniciativas que apoyan la generación de nuevos negocios. Las propuestas son tanto del sector público como del privado, con programas de capacitación y apoyos que se suman al ambiente de estabilidad macroeconómica y apertura comercial que tiene el país (44 son los tratados de libre comercio que tiene México con el resto del mundo).
Desde la esfera pública, encontramos acciones como la creación del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem), redes, fondos y eventos como la Semana del Emprendedor, además de otros programas impulsados desde la Secretaría de Economía, Nacional Financiera, ProMéxico y diversas instancias del Gobierno Federal.
En tanto, en el ámbito privado destacan eventos de fin de semana como los Startup Weekend, o reuniones nocturnas como Tech Startup Nights, Startup Drinks, #OP4U, o los Founder Fridays, por ejemplo. Incluso, existen iniciativas que combinan la participación de ambas esferas, como Reto Zapopan o el World Innovation Expo (WIE).
Adicionalmente, conscientes de la importancia de incentivar el emprendedurismo en el país, organismos empresariales como la Coparmex y la Canacintra han creado comisiones, como la de Jóvenes Emprendedores, que buscan sembrar y promover la creación de empresas desde temprana edad.
A estas propuestas se suma la operación de 234 incubadoras y 21 aceleradoras de negocios reconocidas por el Inadem, que en conjunto pretenden la generación de empresas de alto valor.
La mesa parecería estar puesta para el emprendimiento. Sin embargo, muchas ideas de negocios se quedan en el camino o no logran salir avante en sus primeros años de vida. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) indica que cada año en México nacen alrededor de 200,000 empresas, de las que sólo 35,000 sobreviven a los dos años.
De los que se mantienen, el 25% tiene escasas posibilidades de desarrollo y sólo el 10% cuenta con posibilidades para crecer. Las causas de la elevada mortandad, explica Jorge Peralta, director y fundador de Innovación Disruptiva –una agencia especializada en implantar modelos de negocios innovadores a las organizaciones–, se debe a la baja calidad de los proyectos o las capacidades del propio emprendedor. Pero también al entorno, que en ocasiones no favorece el desarrollo de los nuevos negocios.
La buena noticia es que cada vez se muestra más sólido y menos elitista el “ecosistema emprendedor” mexicano. Éste está conformado por la red de colaboración de personas y organismos –públicos y privados– establecida con el interés de favorecer la actividad emprendedora.
A decir de Jan Paul Otero Vázquez, director general de Promoción Económica y Turismo de Zapopan, “hoy, como nunca antes, se ha dado una alineación en la política pública. Los gobiernos estatales y locales se han adherido a esta política y al buen clima del ecosistema emprendedor para fomentar la creación de negocios”.
Ejemplo es el Reto Zapopan, una iniciativa concebida bajo el esquema de colaboración entre los sectores educativo, empresarial, sociedad civil y gobierno municipal, cuyo objetivo es la aceleración de iniciativas empresariales de alto potencial.
Por su parte, Julio Garza, director del WIE, un concepto creado para descubrir y reunir el talento más innovador en una expo, coincide al señalar que ”hoy hay más espacios para impulsar la creación de negocios. Los actores del ecosistema emprendedor están cada vez más preparados y además hoy encontramos mayor acceso al capital de riesgo, a inversionistas ángeles y diferentes fondos”, sostiene.
Agentes de cambio
Pero, ¿por qué resulta tan relevante fomentar el emprendedurismo en México? Una de las razones obedece a que son precisamente los emprendedores a quienes se les ha señalado como los que pueden transformar la economía del país y hacerla más competitiva. Entre más rápido se siembre la semilla entre los más jóvenes, más pronto podrá recogerse su fruto, sostienen los expertos.
Así, la meta es lograr que quienes comiencen un negocio lo hagan a edades más tempranas y se constituyan formalmente en empresas que vayan escalando en tamaño e impacto económico.
Y es que el sector de las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes) ocupa un papel estratégico. Genera siete de cada 10 empleos, aporta casi el 52% del Producto Interno Bruto (PIB) y además es fuente de innovación y eje de la competitividad de la economía nacional.
Adicionalmente, al emprendimiento se le ve como una de las alternativas para enfrentar la actual crisis de empleo que vive el mundo, donde 75 millones de jóvenes están buscando trabajo y tienen tres veces más posibilidades de estar desempleados que un adulto, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
México es un país joven. El consejo Nacional de Población señala que mitad de la población tiene 26 años o menos. Lo preocupante es que también la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) alerta que el país tiene el tercer porcentaje más alto de jóvenes de entre 15 y 29 años que ni estudian ni trabajan. Este grupo, mejor conocido como “ninis” suman casi siete millones de personas.
A esto se agrega el que sólo la mitad del total de los 12 millones de profesionistas mexicanos están ocupados y de ellos, sólo el 1.5% son empleadores, es decir, emprendedores.
Necesidad más que vocación
¿Por qué emprende el mexicano? Según el Global Entrepreneurship Monitor México 2011, cuatro de cada cinco nuevos empresarios inician un negocio porque quieren aprovechar una oportunidad de negocio y buscan gozar de mayor independencia laboral. Los demás lo hacen por necesidad, al tener dificultades en encontrar un trabajo.
“La gente está emprendiendo por no encontrar un empleo. Hay dos millones de graduados por año y sólo 400 plazas laborales”, sostiene Julio Garza. Y advierte que “no cualquiera puede ser emprendedor, se necesitan ciertas cualidades. No se trata sólo de salir a vender algo. No es lo mismo ser comerciante que emprendedor”.
El director del WIE considera como positivo que se considere al emprendimiento una opción para revertir la problemática de los “ninis”. Pero insiste que la gran apuesta debe hacerse hacia la generación de emprendedores que identifiquen problemáticas específicas y que planteen soluciones escalables que transformen las industrias.
“Quienes están al frente de las incubadoras de negocios deberán capacitarse para diferenciar los proyectos que van a recibir y hacer que cada vez se generen empresas de más alto valor”, afirma.
Es que “es momento de transformar los esquemas tradicionales de emprendimiento a unos que tengan mayor nivel de innovación en su modelo de negocio y que representen ventajas competitivas y repercusiones importantes en la economía. Debemos de dejar de generar autoempleo y crear más empresas”, comenta por su parte Jorge Puflea, mentor de inteligencia colectiva de Starblueup, iniciativa que funciona como hub, acompañando y vinculando a los emprendedores hasta lograr que se conviertan en proyectos de alto impacto.
Puflea observa que las nuevas generaciones han cambiado su modo de pensar. “Ya no les interesa emplearse en algún corporativo, sino hacer su propia empresa, pero ahora es cuando se deben educar estas nuevas generaciones, para que sean capaces de dar el brinco y logren que su startup no muera en el camino”, concluye.
Fuente: www.soyentrepreneur.com / Por Marisol García Fuentes
Publicado por: TuDecides.com.mx
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