(CNNExpansión.com) Lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia, son los siete pecados capitales, una clasificación de los vicios que se mencionaban en las primeras enseñanzas del cristianismo para educar a sus seguidores acerca de la moral cristiana, pero que bien se pueden aplicar para cualquier situación, profesión o país.
En México algunos actores políticos, económicos y financieros, por sus actitudes, comentarios y hechos, se podrían quedar dentro de la clasificación de estos 7 pecados capitales. En estos días de guardar y reflexionar, más lo segundo que lo primero y no para todos, el momento resulta propicio para recordar algunas acciones de estos protagonistas.
La lujuria es usualmente considerada como el pecado producido por los pensamientos excesivos. La gula se identifica con la glotonería, aunque en el pasado cualquier forma de exceso podía caer bajo la definición de este pecado.
La avaricia es un pecado de exceso, mientras que la pereza aparta al creyente de las obligaciones espirituales o divinas, a causa de los obstáculos y dificultades que en ellas se encuentran.
La ira puede ser descrita como un sentimiento desordenado, sin control, de odio y enojo. La envidia es desear algo que alguien más tiene y que perciben que a ellos les hace falta.
La soberbia, es el origen de todo. Es identificado como la sobrevaloración del Yo respecto de otros por superar, alcanzar o superponerse a un obstáculo, situación o bien en obtener un estatus elevado y subvalorizar al contexto.
El número siete fue dado por Gregorio el Grande, el sexagésimo cuarto Papa de la Iglesia Católica y se mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media. Según Santo Tomás de Aquino, el calificativo capital no alude a la gravedad de estos pecados, sino a que de ellos se derivan todos los demás, y Dante Alighieri los retoma en su "Divina Comedia".
1.- La ‘lujuria’ de los inversionistas
Usualmente es considerada como el pecado producido por pensamientos o acciones excesivas o posesivas. Algo así como actos desordenados que persiguen satisfacción inmediata y que podemos aplicar a la participación, a veces hasta irracional, de los inversionistas por conseguir rendimientos altos y acrecentar rápidamente su riqueza.
A raíz de la aplicación de políticas monetarias expansivas por parte de los principales Bancos Centrales del mundo, una ola de liquidez inundo a los mercados emergentes; México no fue la excepción y los inversionistas están engullendo acciones de todo tipo y tamaño.
A raíz de esta importante liquidez, aproximadamente 60,000 millones de dólares extras se han canalizado a economías emergentes durante el año. El peso se ha beneficiado de esta ola de liquidez y de los inversionistas que buscan dinero rápido y fácil.
En Chicago, las apuestas que favorecen a la moneda mexicana rebasan los 5,800 millones de dólares, mientras que los extranjeros tienen en su poder deuda del Gobierno mexicano que supera los 750,000 millones de pesos.
La demanda por activos no se limita al peso o acciones. El oro escaló a más de 1,500 dólares por onza por primera vez el miércoles, ampliando el avance de esta semana a niveles récord pues los inversores buscaron cubrirse de los crecientes riesgos de inflación y se animaron a comprar además por la caída del dólar.
Con información de CNNMoney.com y Notimex
2.- La ‘gula’ por tener más reservas
La gula se identifica con la glotonería, el consumo excesivo de algo. El término bien puede utilizarse a esa desmedida. El término bien puede aplicarse a esa desmedida acumulación de reservas internacionales "para darle confianza a los inversionistas extranjeros".
El mismo Banco de México ha reconocido que "de manera deliberada ha acumulado una cantidad importante de recursos, entre ellos la línea de crédito flexible con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por 73,000 millones de dólares.
En los 15 meses que lleva al frente de la institución, se han acumulado reservas por 32,000 millones de dólares. Hoy sus reservas alcanzan la histórica cifra de 124,290 millones de dólares y va por más.
Pero tiene evaluar con mucho cuidado en qué momento el beneficio de acumular reservas resulta menor al costo de hacerlo; por aquello de que a la larga le resulta más caro a un país acumular reservas.
3.- La ‘avaricia’ por ganar el mercado
La avaricia, al igual que la lujuria y la gula, es un pecado de exceso. Sin embargo, aplica sólo a la adquisición de riquezas en particular. Si algún caso en México viene a la mente, en este momento, es la batalla que desde hace más de un mes libran tres de los empresarios más ricos de México en el mercado de las telecomunicaciones, una industria valuada en 30,000 millones de dólares.
Esto ha alcanzado un nivel en que la discusión entre Telmex-Telcel y el grupo ‘Todos Unidos Contra Telcel y Telmex' (Tucotel) llegó a la prensa mexicana y también al público, que es testigo de la pelea que sostienen estos corporativos.
En televisión aparecen comerciales donde varias personas expresan su inconformidad con el servicio de Telcel y, por su parte, Telmex descalifica las denuncias de Iusacell y saca de sus cajones hasta las facturas pendientes con el Gobierno mexicano, con tal de defenderse.
4.- La ‘pereza’ aflora ante lo ya hecho
La pereza es el más ‘metafísico' de los pecados capitales, en cuanto está referido a la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia de uno mismo. En los foros que se hace presente, el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, ‘presume' el crecimiento que ha alcanzado la economía mexicana. El 5.5% de 2010 y el 4.3% que se obtendrá en 2011.
Claro, no cita la caída de -6.1% que tuvo el PIB mexicano en 2009 y ni menciona el crecimiento mediocre que se ha tenido en las últimas tres décadas, y que es de sólo1.1% anual en promedio.
No hay nada que festejar, dicen los economistas. El crecimiento que se presume, no es más que la recuperación de lo que se perdió. México no ha podido crecer porque no tiene potencial, y no tiene potencial porque no ha reformado su economía, ni ha podido generar un mayor ingreso.
En creación de empleos, ni hablar. El aumento de la informalidad, las bajas prestaciones laborales y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios constituyen las diversas caras de un mismo problema: el deterioro estructural del trabajo en México.
El salario promedio de los trabajadores no llega ni a 6,000 pesos mensuales debido a que la escasa productividad de la economía propicia que el ingreso de los mexicanos se mantenga constantemente bajo. Y en esto, el secretario de Hacienda no va solo. El de Economía, ¿en dónde está?
5.- La ‘ira’ que provino del SME
Este pecado capital puede ser descrito como un sentimiento no ordenado, ni controlado, de odio y enojo. ¿Algún evento que te lo recuerde? En la madrugada del 11 de octubre de 2009, la administración del presidente Felipe Calderón declaraba la quiebra y extinción de la compañía paraestatal Luz y Fuerza del Centro.
A partir de ahí iniciaron una serie de movilizaciones del Sindicato Mexicano de Electricistas, además del bloque y caos que generaban, los comercios en el Distrito Federal perdían 600 millones de pesos, en promedio. Hasta ahí llegaban las afectaciones.
La más violenta de estas manifestaciones tuvo lugar el 11 de abril pasado cuando miembros del SM chocaron con policías en una protesta, tras año y medio de la extinción de Luz y Fuerza. El saldo: cinco vehículos dañados, 12 detenidos y ocho lesionados.
Con información de CNNMéxico/Notimex
6.- La ‘envidia’ por alcanzar a Brasil
Aquellos que cometen el pecado de la envidia desean algo que alguien más tiene, y que perciben que a ellos les hace falta. En los últimos años se han dado comparaciones entre las dos economías más grandes de América Latina: México y Brasil.
El ‘dedo en la llaga' lo puso el Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, a finales de 2009 al decir que entonces México había estado tomando decisiones fiscales equivocadas que comprometen su desarrollo, mientras que Brasil pasó la recesión casi sin sentirla, y que está listo para la recuperación.
La economía mexicana crece, pero menos que la brasileña; la inflación en ambos países está controlada. Las reservas internacionales son el doble que las de México; Brasil ha hecho reformas y México no.
Los mercados financieros internacionales han sido mucho más optimistas con Brasil y más pesimistas hacia México, dice Simon Anholt, experto en reputación e imagen de países y contratado por el gobierno mexicano para asesorar en la imagen del país.
"Si México tuviera una mejor reputación -como Brasil o Estados Unidos, por ejemplo-, entonces los problemas a corto plazo, como la violencia, no tendrían un impacto tan dramático en su imagen", dice.
Con información de Manufacatura
Fuente: CNNExpansión.com/Por: Isabel Mayoral Jiménez
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