La iluminación debe cumplir con objetivos tales como brindar seguridad, confort, resaltar una obra arquitectónica o crear un ambiente armónico. Sin embargo, cuando se trata de iluminar oficinas se unen los puntos señalados con el propósito de aumentar la productividad de la empresa.
El tipo de iluminación debe depender de si la oficina es abierta o cerrada. Generalmente en las privadas es común tener dominio absoluto de la iluminación, mediante una serie de controles sobre la misma. Sin embargo, en las abiertas hay que conciliar los puestos de trabajo con el hecho de que haya gente o no ocupándolos.
Es recomendable utilizar el principio de cosecha de luz natural mediante sensores de fotoceldas, que controlen las líneas de luminarios en ejes paralelos a las ventanas, regulando la intensidad de cada una de ellos, de modo que se garantice el nivel mínimo requerido de iluminación en cada lugar de trabajo.
También hay que tomar en cuenta el estilo de iluminación para lograr un balance. Esto se logra mediante luz directa, indirecta, la combinación de ambas y finalmente lo que se conoce como la luz suave. Cuando se ilumina en forma directa, las superficies verticales y los techos quedan oscuros, lo que crea un efecto "caverna" y estrés a los usuarios porque las pupilas se abren y cierran constantemente.
Cuando se combinan diversas formas de iluminación se logra que las superficies verticales y techos estén mejor iluminadas. Entonces la percepción de la luz es mejor, porque no se concentra solamente en el sitio de trabajo y se distribuye en toda el área logrando disminuir la fatiga visual.
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Publicado por: TuDecides.com.mx
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