La princesa que desafío a la Corona por amor

Daniel Westling tiene 35 años y conoció a Victoria, de 32, cuando era su entrenador personal de fitness, fue ahí donde surgió, primero una amistad y después el amor profundo que ambos dicen tenerse.

Desde el principio de la relación los monarcas suecos dejaron ver su descontento por la elección de su hija, y no escatimaron recursos para acercarle otras opciones masculinas, a fin de formalizar un noviazgo y después una boda.
Victoria nunca dijo que no, pero la realidad es que nunca se interesó por algún otro hombre que no fuera Daniel.

La niña estudiosa

De ojos grandes e inquietos, la Princesa siempre fue una niña sana que se inclinó por los estudios. Es la primogénita del matrimonio formado por el Rey Carlos Gustavo XVI y Silvia de Suecia.

Victoria Ingrid Alice Desiree nació en Estocolmo el 14 de julio de 1977, hoy tiene como título nobiliario el de Duquesa de Vastergotland, y tras la muerte o abdicación de su padre será reina.

Cuando ella nació, en Suecia regía la Ley Sálica, misma que le impedía ser sucesora directa al trono, pero tras la gravedad de su madre al parir y la posibilidad de que ya no pudiera embarazarse, su padre solicitó al parlamento de su país que se pudiera abolir la ley, y dejar el paso libre para que la niña pudiera ser reina, acto que fue secundado por diversos grupos feministas.

Así se logró que el Parlamento Sueco reformara la Constitución, y promulgó la Ley Cognática, que establece que el primogénito del rey hereda el trono sin importar su sexo, ésta entró en vigor en 1980, pese a que el hermano de Victoria, el Príncipe Carlos Gustavo ya había nacido.

La niña fue educada para ser reina, primero en su natal Suecia, después en el mundo. Estudió Historia y Ciencias del Estado en la Universidad de Yale, francés en la Universidad Católica de L´Qvest en Francia, además de agricultura y economía en su país. Habla alemán, inglés y un poco de español.

Durante su estadía en Nueva York, trabajó en las oficinas de la ONU y también en la embajada de su nación en Washington. De regreso en Suecia, estudió resolución de conflictos y mantenimiento de la paz internacional, en el Colegio Nacional de Defensa Sueca y en el Organismo Sueco de Desarrollo Internacional.

Fue el 14 de julio de 1995, día en que alcanzó la mayoría de edad, que Victoria juró lealtad al Rey y a la Constitución ante diversas autoridades de su patria; ese día pronunció su discurso por el que desde entonces se le consideró heredera al trono, de ahí en adelante ha representado a la monarquía de su nación en el mundo y es referente obligado de su patria.

La sombra de la anorexia

Sólo 45 kilos y una estatura de 1.70 metros. Esa era la realidad que saltaba a la vista sobre el estado de salud de Victoria, que superó sus problemas de anorexia. Para tan contundentes hechos era imposible negarlo y la casa real decidió confirmar la noticia mediante un comunicado, la Princesa tenía 20 años, sus padres se decían inquietos y de inmediato le proporcionaron ayuda profesional.

La enfermedad, suponen, se pudo derivar de sus tareas como miembro de la realeza y estudiante que constantemente se trasladaba de un país a otro. Aunque hay algunas versiones que relatan que Victoria se sentía demasiado regordeta y cachetona, en comparación con los cánones de la belleza que hace 12 años encontraban en la extrema delgadez un sinónimo de estilizada y sana apariencia.

La princesa no pudo escapar a la enfermedad más común entre las princesas. Quizá Lady Di ha sido el ejemplo más recordado, ella también superó su enfermedad con un tratamiento adecuado y un régimen alimenticio sano.

Hoy en día se pone en duda el estado de salud de la Princesa española Leticia Ortíz y la Princesa danesa Mary Donaldson, quienes han aparecido a últimas fechas desprovistas de curvas y con semblantes poco saludables.

Para Victoria las cosas fueron mejorando paulatinamente y logró recuperarse. Su imagen pronto fue solicitada, incluso por importantes marcas que querían que ella las promocionara. Queda para el anecdotario la invitación de una marca de lencería¿ italiana que le pidió a la Casa Real Danesa permiso para que Victoria luciera sus creaciones. La propuesta fue, sin lugar a dudas, rechazada.

Fue justo en esa época en la que el joven entrenador Daniel Westling se coló en escena para curar a su princesa. Ella misma ha declarado que Daniel fue un Pilar muy importante para salir de la anorexia.

Poca suerte en el amor

Las noticias de la vida amorosa de Victoria son escasas, casi nulas de no ser por un amor en la adolescencia y algunos flirteos con príncipes más o menos de su edad, con quienes nunca llegó a tener una relación formal.

Desde Felipe de Borbón de España, Federico de Dinamarca, Enrique de Luxemburgo, Guillermo de Holanda y hasta Nicolás de Grecia, siendo éste último con quien se le relacionó con más fuerza, ningún miembro casadero y distinguido de casa real en el mundo se le escapó.

La suerte y el amor se le negaron en todos los casos para concretar una relación. Quizá otra historia sería, si alguno de ellos se llamará Daniel, ese es el nombre de los hombres a quienes ha amado la Princesa.

Daniel Collert fue su primer amor y novio de la universidad, ambos se conocieron mientras estudiaban en Yale. Victoria vivía en Nueva York y se recuperaba de la anorexia. Collert es hijo adoptivo del presidente del banco Swedbank, y su amor no era mal visto por los reyes, al contrario, incluso se aceptó que la princesa tenía una relación en él, pero que ésta no era formal.

Las cosas no prosperaron y siguieron siendo amigos, Victoria incluso lo felicitó por el nacimiento de su primer hijo, para entonces ella ya estaba interesada en su otro Daniel, el instructor de pesas.

El sapo que se convirtió en príncipe

Una princesa difícilmente encuentra pareja a su altura, más si se trata de una mujer de comportamiento intachable y amada por su pueblo, al que sólo otro miembro de alguna casa real, con una educación y árbol genealógico similar, pudiera ser aceptado y querido.

Para Victoria fue un verdadero viacrucis intentar que su familia, amigos y súbditos, aprobaran su relación con Daniel, el plebeyo al que ella decidió, contra todos, convertir en el amor de su vida y padre del futuro descendiente directo de la corona sueca.

Westling es hijo de un gerente de campo y una funcionaria de pensiones, nació en Orebro, Suecia, tiene una hermana de nombre Ana, y proviene de una familia sencilla.

No tiene una carrera universitaria porque decidió dedicarse a ser instructor de deportes, se le ha relacionado con disciplinas como hockey sobre hielo, fútbol y entrenador de fitness. Fue a través de su oficio que conoció a Victoria, él era su instructor en un exclusivo gimnasio.

Mucho se ha escrito y dicho sobre el “supuesto oportunismo” de Daniel, al darse cuenta del amor que la Princesa siente por él. Su carrera fue meteórica.

De ser empleado pasó a ser empresario en el área de fitness y salud, ha sabido aprovechar las oportunidades que le da la vida, y hoy en día es dueño del 70 por ciento de la cadena de gimnasios Master Training, y de un espacio destinado a la enseñanza de Fitness en el exclusivo hotel y campo de golf Bro Hof Slott de Estocolmo.

La pregunta obligada es, ¿Daniel habría podido llegar tan alto sin el apoyo de Victoria?, en 1999 sus ingresos no superaban los 500 mil euros al año, en 2008, llegó a ganar más del millón. La suma sigue creciendo, tanto que ahora como empresario prefiere no hacer referencia al tema, y sólo se limita a señalar que tiene deseos de seguir incursionando en el terreno del fitness. Sus planes incluyen la expansión de sus negocios a Brasil, país del que proviene su suegra, la reina Silvia; ahí piensa construir, junto con otros socios, un espacio que incluya: villas, resort, playa privada y el ya infaltable gimnasio.

Sin embargo, Daniel ha reconocido que tendrá que dejar de lado sus ambiciones financieras como esposo de Victoria, sus funciones son otras desde el 19 de junio de 2010, fecha en la que ambos se unieron en una ceremonia efectuada en la Catedral de San Nicolás de Estocolmo.

Desde que se anunció formalmente su compromiso, y por iniciativa propia, Westling toma clases para ser un digno marido de la futura reina de Suecia. Una vez casado con Victoria, recibió el título de Príncipe y Duque de Vastergotland, es por ello que además de un necesario cambio de imagen, en la que el traje y las corbatas desplazarán a los jean y la ropa deportiva, también pone sumo cuidado en sus cursos de protocolo, inglés e historia y arte suecos.

Tiene también que cuidar su salud y asegurar una descendencia sana. El pasado 27 de mayo, Daniel fue sometido a un trasplante de riñón, a causa de un fallo renal provocado por una enfermedad congénita, pero no hereditaria. El donante fue su propio padre, Olle Westling, y todo salió como se esperaba. Así que la vida del joven provinciano ha cambiado radicalmente para convertirse en Príncipe.

Todos contra Daniel

Hoy parecen muy lejanos los cuestionamientos que señalan que la relación de Victoria y Daniel no debió existir. Atrás quedaron las peleas entre Victoria y su padre el Rey para defender su amor; la negativa y las bromas de los amigos cercanos a la Princesa que tacharon a Daniel de ordinario y sin educación; atrás quedó también la pelea de Magdalena, hermana menor de Victoria, quién dejó de hablarle porque ella no se casaba, y Magdalena no podía hacerlo tampoco.

Incluso, en la televisión sueca existió un programa transmitido por Canal 7, de nombre “Hej Baberiba”, en el que se presentó a diversos candidatos de la realeza y hombres de negocios como mejores opciones de pareja para la Princesa, en lugar de Daniel.

Ahí los televidentes podían votar por su favorito, quien resultó ser Nicolás de Grecia, pero la vida y el corazón de la princesa la llevaron a hacer otra elección: se llama Daniel Westling, y es ya su príncipe azul.

Fuente: www.mundoejecutivo.com.mx (Mundo Elite/ Por Elizabeth Hernández)