¿Qué necesitamos para cambiar y formar parte del círculo competitivo? Los especialistas del tema nos hablan de dos ingredientes indispensables: creatividad e innovación.
Y con esto no hablamos de la invención de grandes artefactos tecnológicos, sino de la difusión que alcancen esas maravillas entre los usuarios y del impacto que tengan en su comportamiento, en sus valores y formas de entender la vida. Cuando esto se logra, decimos que hemos cambiado la forma de hacer negocios.
En un mundo globalizado, cambiante y cada vez más competitivo, resulta complejo tomar decisiones, sobre todo porque al parecer la mayoría de las personas queremos seguir haciéndolo con estrategias y tácticas que en un reciente pasado se tradujeron en buenos resultados. Debemos entender que esto ya no puede ser, se nos exige cambiar, porque simple y sencillamente los tiempos lo han hecho dramáticamente. Esto significa aceptar la urgencia de renovarnos para poder dar el paso hacia esquemas nuevos, diferentes y diferenciadores.
En la actualidad, la sabiduría clásica es muy poco útil. Los conceptos, herramientas y soluciones que habían demostrado ser exitosos en el pasado, ahora se han convertido en la raíz de nuestros crecientes problemas, de aquí la necesidad inmediata de buscar un cambio, mismo que sólo será posible en la medida que recurramos a la creatividad e innovación.
Cómo garantizar la innovación en los negocios
De acuerdo con Michael Schrage, especialista en temas del MIT Media Lab, la innovación no es algo que los innovadores hagan, es lo que los mercados y con ellos los prospectos y los clientes adoptan.
“La innovación no tiene que ver con ideas maravillosas sobre deslumbrantes artefactos tecnológicos, es más el cómo acelerar la difusión de esas maravillas en un mercado real, formado por personas reales que harán suya esa tecnología, cambiando su comportamiento o, incluso, sus valores y forma de entender la vida.
Innovar tiene que ver con procesos de adopción e instauración de los nuevos conceptos. De aquí que el estudio de formas más eficientes, más eficaces –mejores, en definitiva– de introducir, distribuir, asentar en los mercados las innovaciones desarrolladas, debería ser una preocupación de primer orden para cualquier empresa que vaya en serio con respecto de la investigación, el desarrollo y la innovación. Esto por supuesto significará acelerar la comercialización hacia los mercados meta, ya que una innovación lo será en la medida que es adoptada por los usuarios: porque esto es lo que cambia al mundo.
Cuando se habla de innovar, es común que las empresas caigan en el error de hacer obesos los productos, porque se cree que es mejor ofrecer muchas y nuevas funciones de un producto, cuando 10% de las funciones que se usan no sean las mismas en todos los clientes. Esto tal vez se deba a que los productos pasan por el tamiz del intermediario, un proveedor que compra y se volverá vendedor final. En este caso la meta son la ventas. Entonces, ¿cuál es el punto a considerar? Uno sólo dirá Schrage: alinear el modelo de negocios con el de innovaciones, ya que algunas empresas generan nuevos productos, pero su modelo de negocios los vuelven irrelevantes. No olvidemos que el cliente vive dos momentos de la verdad: cuando compra un producto y otro cuando lo usa por primera vez.
Saber detectar el momento justo
George Land, de Farsight Group, creador de la Teoría de la Transformación y autor de “Más Allá del Cambio”, al referirse a las raíces de la innovación plantea que si bien es cierto que nos estamos enfrentando al cambio todo el tiempo, “es muy importante saber cuándo cambiar a una diferente forma de actividad creativa. Si bien es cierto que las empresas se esmeran por la mejora continua, llega un punto en que ésta ya no basta, se requiere buscar la innovación.”
¿Cuándo hacerlo? Cuando hay síntomas que ya lo exigen como: 1) el producto o servicio se ha tornado en un commodity; 2) el mercado se ha saturado; 3) hay competencia basada en el precio, porque ya esto era lo único que faltaba hacer; 4) a causa de los cambios tecnológicos se han sucedido de manera tan rápida que nos empiezan a rezagar; 5) porque la realidad actual nos está enfrentando a una globalización de competidores y de mercados brutalmente competitivos en todos los sentidos, y 6) cuando la empresa ha caído en el error de enfocarse en los problemas internos, olvidándose que la lucha por los mercados está en el exterior.
Para tener una comprensión clara del nuevo camino que habremos de recurrir en estos tiempos, urge percatarnos que en la naturaleza el sentido común para hacer las cosas es muy diferente de la sabiduría ortodoxa humana. La ciencia del cambio natural y el crecimiento muestra que en momentos críticos en el desarrollo de cualquier cosa, las reglas cambian.
¿Cómo es esto? La nueva visión mundial tiene que ver con lo que George Land denomina el cambio del Punto de Ruptura, que sigue actualmente las prácticas más básicas y ancestrales de la naturaleza. El Punto de Ruptura humano requiere que cambiemos nuestros patrones básicos de pensamiento y alteremos nuestra visión mundial.
Pongamos el árbol de ejemplo: a medida que madura, frena su crecimiento cuantitativo y cambia hacia un crecimiento cualitativo. Modifica sus relaciones internas y comienza de repente a dar fruto. Entra en una nueva relación con sus vecinos, se vuelve parte integral de un ecosistema complejo e interdependiente. Comparte su espacio y ofrece cobijo, hábitat y alimento a otras plantas y animales. Deja de ser independiente y hacerse grande, a ser interdependiente, participativo, conectado y desarrolla relaciones más profundas. Desafortunadamente, la mayoría de los individuos y organizaciones no responde tan natural o exitosamente al cambio.
El cambio del Punto de Ruptura natural nos da principios y reglas primordiales que pueden guiar a los individuos y a la organización para crear un mañana dinámico, esto es lo que dará una visión creativa del mundo: a) el proceso creativo dinámico conforma la dinámica de toda la naturaleza. Al promover el cambio del Punto de Ruptura permite que las diferencias se unan y formen algo totalmente nuevo; b) en el proceso creativo, todas las cosas existen como parte de conexiones del mundo que las rodea; se dan conexiones profundas y altamente interdependientes con los otros, no excluye a la gente por sus diferencias o funciones separadas, al contrario, la integra; esto es lo que lo enriquece; c) el proceso creativo implica dejarse atraer a un nuevo tipo de futuro, no sólo ser empujado por el pasado. Las fuerzas más poderosas que conducen al cambio vienen del futuro, es así como se conecta todo en niveles más amplios, profundos e interpenetrables.
Todas las cosas existen –insiste Land– en dos estados simultáneos, nuestro ser y nuestro acto y elección conscientemente creativo de llegar a ser. El único riesgo que asumimos con el futuro es no asumir el riesgo de recrearlo.
Somos parte de un proceso creativo continuo
Nuestra realidad se define por como decidimos conectarnos y relacionarnos con todas las cosas y personas que nos rodean. Nos creamos a nosotros mismos por nuestra curiosidad, interés y habilidad para hacer conexiones interdependientes. Cada uno de nosotros está atraído hacia el futuro. La realidad del futuro se expresa en nuestro potencial de vislumbrar un futuro diferente.
¿Podemos dominar el futuro? Land indica que sí, siempre y cuando asumamos la responsabilidad personal de unirnos a la recreación de nuestro mundo. Con los poderes naturales de la creatividad, conexión y atracción del futuro, podemos asumir las tensiones y las crisis, al igual que la incertidumbre y complejidad, como emocionantes oportunidades para recrear nuestro planeta.
De acuerdo con lo anterior, estamos –lo queramos o no– involucrados en un proceso creativo continuo. A medida que cualquier cosa se mueve a través de las tres fases del crecimiento, los fenómenos que a veces se califican como desordenados y azarosos, en realidad operan para ofrecer las oportunidades necesarias de crear nuevas conexiones, más profundas y amplias, entre cosas, ideas y personas. Ellas permiten a la naturaleza –incluyéndonos a nosotros– crear saltos gigantes, impredecibles y no lineales de evolución y creatividad. El entenderlo habrá de guiarnos exitosamente –afirma Land– como individuos y como especie en un turbulento mundo cambiante.
Las grandes oportunidades creativas en esta era están más allá de lo tecnológico, están dentro de los dominios personales y sociales. Y están en movimiento.
El primer paso que los individuos deben dar es la redefinición de sus propias vidas, el objetivo más alto de la creatividad. Comencemos por aprender el arte de cambiar la forma de pensar. Esta es la tarea más formidable. Después de que hayamos integrado un nuevo esquema de pensamiento, entonces podemos reconstruir nuestra sociedad al reinventar nuestras organizaciones. Entonces, la innovación será ya parte de nuestra vida cotidiana.
fuente: mundoejecutivo.com.mx
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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