En los últimos años se ha intensificado el contenido existente sobre la empresa familiar, destacando sus bondades y particularidades, pero a la vez proponiendo soluciones a sus posibles conflictos. Una empresa familiar es aquella cuya propiedad, control y/o gestión se encuentran en manos de dos o más miembros de una misma familia.
Una de las características particulares de este modelo es el manejo de los roles dentro de la organización, ya que éste es distinto al que se observa en otro tipo de empresas.
Una mujer que es parte de un negocio, en ciertas ocasiones puede enfrentar un reto adicional, cómo es el hecho de que en algunas familias aún se cree erróneamente que las mujeres no son aptas o adecuadas para ocupar ciertos puestos o desempeñar algunas actividades que se dejan, tradicionalmente en manos de los hombres de la familia. Así, en la experiencia profesional podemos ver muchos casos de mujeres muy capaces que son desplazadas a puestos de menor responsabilidad por el simple hecho de ser mujeres; e inclusive en algunos casos, no se les permite a ellas participar dentro de la empresa en ningún tipo actividad ni opinar sobre situaciones de relevancia sobre el futuro de la misma y, peor aún, de su propio patrimonio.
Esta forma de pensar ha limitado el desarrollo de las mujeres en la empresa familiar, pero además, ha evitado que las organizaciones cuenten con el talento que muchas de esas mujeres podrían haber aportado al desarrollo de su propia empresa.
Una práctica recomendable para incorporar en la empresa las opiniones y talentos de las mujeres que forman parte de la familia, es comenzar con la celebración de reuniones periódicas con los socios o futuros socios de la empresa (incluidas las mujeres de la familia), con la finalidad de que, aunque no vayan a formar parte de la operación (si así lo decidieran), puedan conocer en dichas reuniones los temas fundamentales de la empresa tales como: el status financiero; las políticas y requisitos para formar parte de la organización; y, el rumbo en general que tiene la empresa para el futuro.
Asimismo, se debe fomentar en las mujeres el espíritu empresarial, impulsar su empoderamiento y ofrecerles las mismas posibilidades para formarse y desarrollarse tanto personal como profesionalmente.
Dichas prácticas permitirán no solo preparar a la empresa para la futura conformación de un Consejo de Administración, sino para dar igualdad de oportunidades a las mujeres de la familia que se muestren interesadas en ocupar una posición dentro de la misma. Esto evitará futuros conflictos entre los miembros de la familia, independientemente si ellas se incorporan o no a la empresa, e igualmente les permitirá tener la misma información que los socios hombres, fomentando la transparencia en la toma de decisiones.
En las empresas familiares se ha comenzado, gradualmente, a incorporar a las mujeres de la familia dentro de las operaciones o el cuerpo directivo, y aún falta un largo camino por recorrer; sin embargo, cada vez más empresas se han beneficiado del talento femenino de la familia, e inclusive en muchos casos ya han sido fundadas por mujeres. Ya sea que ellas decidan o no participar dentro de la empresa de la familia, es cierto que al menos deben conocer los temas fundamentales de la empresa ya que, al fin y al cabo, también es su patrimonio y, en la mayoría de los casos, son el bastión de la familia.
Fuente: mundoejecutivo.com.mx / Por: POR ITZEL LÓPEZ CASTRO -Coordinadora de la Aceleradora de Negocios IDEARSE-Anáhuac México, Correo:
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