Por seguridad o comodidad, para tener mayor control de nuestras finanzas, y en el caso de los gobiernos, para evitar la evasión fiscal, en todo el mundo se promueve la eliminación del efectivo como medio de pago, debido a que las transferencias electrónicas y el uso de tarjetas promueven el crecimiento económico de las naciones, y son factores que ayudan a disminuir la pobreza.
Según el Banco Mundial, el desarrollo de cualquier negocio está estrechamente relacionado con la aceptación de pagos electrónicos. De hecho, esto pudo comprobarse con la pandemia de Covid-19, pues las empresas con más pérdidas, y muchas de las que no lograron sobrevivir, eran consorcios que no aceptaban estos medios de pago.
Por eso bien vale preguntarnos: ¿Cómo estamos en este tema en México?, ¿Realmente es posible vivir sin efectivo?
Cashless ¿Cuáles son sus beneficios?
Actualmente, el 76% de los adultos en el mundo ya poseen una cuenta bancaria, de acuerdo con el Banco Mundial, lo que indica un nivel aceptable en materia de inclusión financiera.
Países como Bélgica, Holanda, Reino Unido y China, entre otros, son los más adelantados en la implementación del llamado cashless (sin efectivo), vocablo inglés que sirve para denominar la ausencia de pagos en efectivo como política económica de los Estados.
En México solo el 50% de los mexicanos mayores de 18 años tiene al menos una cuenta en alguna institución financiera, dice el reporte más reciente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
En cuanto a los pagos con tarjetas, esa institución detalla que únicamente el 16% de la población mexicana entre 18 y 59 años utiliza algún plástico para compras mayores de 500 pesos.
De su lado, el Banco de México (Banxico) calculó en 2022 que el 82% de los ciudadanos en nuestro país usó el efectivo como medio de pago, comportamiento que se redujo 5% con respecto al año anterior, cuando el 87% de los mexicanos liquidaron sus compras en efectivo.
Con estas cifras, es evidente que nuestro país todavía está muy lejos de eliminar el efectivo. Lo mismo sucede en la mayoría de los países de Latinoamérica, ya que en esta región el 65% de las transacciones se llevan a cabo usando billetes y monedas.
Las empresas mexicanas, que en su mayoría son micro, pequeños y medianos negocios, prefieren los pagos en efectivo porque consideran que sus ganancias se reducen al aplicar las comisiones que cobran los bancos por el uso de su terminales punto de venta.
Sin embargo, esto último es una idea errónea, ya que el manejo del efectivo implica mayores costos de administración, entre los que se destacan destinar una buena parte del presupuesto de la firma para resguardo, además de que cada vez son más onerosas las medidas que deben tomarse para prevenir los robos.
Adicionalmente, “se estima que 50% de los pagos con efectivo esconden transacciones ilícitas o informales”, por lo que sustituir su uso por pagos digitales impacta positivamente en las personas, empresas y gobiernos, considera el estudio “Impactos de la inclusión financiera” de la CNBV.
Este análisis agrega que los efectos positivos de la reducción de los pagos en
efectivo son:
- Menores costos de transacción
- Disminución del riesgo e inseguridad
- Transparencia y mejor registro de transacciones
- Creación de historial crediticio
- Aumento del ahorro privado
El efectivo ¿Tiene futuro?
En contraste, la organización CashEssentials, una asociación sin ánimo de lucro registrada en Francia, considera que el uso del efectivo garantiza “el derecho del individuo al anonimato y la privacidad”, frente a una cultura de la vigilancia con la que los gobiernos y otras instituciones recopilan una gran cantidad de datos de los ciudadanos.
Incluso si un futuro sin efectivo es posible, no es probable, ya que crearía una serie de resultados negativos” en términos de eficiencia, inclusión, equidad, resiliencia y protección de la privacidad, apunta CashEssentials.
Esta organización añade que el futuro del efectivo no es simplemente una competencia entre este y los pagos electrónicos o digitales: “La discusión no debe centrarse en la tecnología (forma) sino en el papel social y económico (función) del dinero”.
Desde esta perspectiva, el efectivo “debe coexistir con formas alternativas de dinero”, porque las personas se benefician de dicha diversificación, además de que los billetes y las monedas son “una salvaguardia contra algunas de las amenazas y desafíos que plantea la digitalización”.
Fuente: Alto Nivel / Por: Surya Palacios Periodista y abogada, especialista en análisis jurídico y de derechos humanos. Ha sido reportera, conductora de radio y editora.
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