Constantemente recibo preguntas sobre cómo usar el dinero, pero hay un error en la manera de formular esta inquietud. Mucha gente piensa que al decir “usar el dinero” implícitamente se refiere a un “buen manejo” del recurso, situación que entiendo porque a nadie le gusta desaprovecharlo.
No obstante, para que nos entendamos, es necesario comenzar con la pregunta correcta y ésta es: ¿cómo le doy un buen uso a mi dinero?
Lo primero que hay que entender es que el dinero es una herramienta y, como tal, hay que aprender a utilizarla. Para aprovechar un taladro, un coche o una grúa de 180 toneladas, es necesario estudiar la teoría de su funcionamiento, emplearlo bajo supervisión de un profesional y finalmente mecanizar el uso. Con el dinero deberíamos seguir el mismo proceso, sin embargo, según los datos que veremos a continuación, esto no es así:
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), el 24% de los mexicanos no ahorra de ninguna forma. De quienes sí lo hacen, sólo el 20% lo destina a prevenir una emergencia o imprevisto, mientras que el 37% lo usa para cubrir el gasto corriente como la alimentación o el pago de servicios.
En este tema podemos tener un debate bastante elevado sobre la fungibilidad del dinero, es decir la cualidad por la que cualquier billete o moneda equivale a otro del mismo valor y puede sustituirse, aunque eso lo dejaré para otra columna. Hoy basta decir que hay especialistas que creen que la compartimentalización del dinero es un error.
¿Compartí qué?
Me refiero a la acción de tener nuestro dinero dividido en subcuentas (ahorro para el retiro, ahorro para viajes, ahorro para la universidad de tus hijos, etc.) que hace que una de las características básicas de la herramienta en cuestión, el dinero, desaparezca y por lo tanto perdamos la ventaja que ésta ofrece.
Para mí, “compartimentalizar”, o categorizar el recurso de acuerdo con distintos objetivos, ofrece más beneficios que inconvenientes, sobre todo para quien se encuentra en las primeras etapas de su capacitación sobre el uso del dinero.
Establecer objetivos concretos y alcanzables es la principal ventaja de dividir el dinero en subcuentas; con esto logramos dar un seguimiento puntual a nuestro ahorro y nos motivamos con la idea de estar cada vez más cerca de la meta propuesta, por ejemplo, ir al Mundial de Rusia 2018.
Como nota muy breve, cabe mencionar que los que están en contra de la categorización del dinero argumentan que al hacer esto, no se toma en cuenta el costo de oportunidad. Es decir, renunciar a los beneficios que te traería destinarlo a otro fin, con tal de limitarlo únicamente a la meta planteada. Te explico…
Cuando tengo mis ahorros en el compartimiento denominado “Mundial” y decido usar esos recursos para asistir al evento, el sentimiento es que no estoy gastando, ya que no había dispuesto ese dinero para otro fin. Pero, en realidad, lo que llevo acumulado no sólo sirve para ir a Rusia 2018, sino que es igual de útil para comprar alimentos, pagar colegiaturas o crear un fondo de emergencias (que por cierto sería otro compartimiento, ¿cómo te quedó el ojo, mi chato?).
Como ven, ese debate se puede complicar bastante rápido, así que mejor sigamos con nuestro camino del buen uso del dinero y pensemos en las categorías que necesitamos.
Una indispensable y ya mencionada antes es el fondo de emergencia.
En varias ocasiones me han buscado clientes de Resuelve tu Deuda mencionando que ya no pudieron seguir pagando sus tarjetas porque les ocurrió una desgracia. No me lo tomen a mal, en efecto les ocurrió algo grave (accidente o enfermedad); sin embargo, el 100% de la población estamos expuestos a este tipo de imprevistos. Es decir, estadísticamente es algo que podemos afirmar que va a suceder en algún punto de nuestra vida.
Así como la Navidad pasa todos los 24 de diciembre de todos los años, y no debería tomarnos desprevenidos (aunque algunos se siguen sorprendiendo porque tuvieron muchos gastos), la misma precaución es necesaria ante un accidente o una enfermedad. ¿Cómo nos protegemos? Sencillo, con seguros de gastos médicos mayores, vida e incapacidad; y con la creación de un fondo de emergencia.
En el caso de los seguros, debemos tener muy claros los montos que necesitamos cubrir para que nuestra calidad de vida no se vea afectada si llegamos a sufrir un imprevisto. Con respecto al fondo de emergencia, la recomendación es acumular al menos 6 meses de nuestro gasto fijo.
Por ejemplo, si ganas 15 mil pesos al mes y usas el 70% en gastos de vivienda (ropa, calzado, alimentos, renta/mantenimiento), educación, salud (seguros) y transporte; deberías tener al menos un fondo de emergencia que sea equivalente a tu manutención durante medio año, que en este caso sería de 63 mil pesos. Este fondo debería cubrir una situación inesperada como la pérdida de empleo o la reducción de tu fuente tus ingresos.
¿Entonces?
Aun cuando te enfrentes en una situación inesperada en tu vida: perdiste tu empleo, caíste enfermo, tuviste un accidente o la combinación de las anteriores, si hiciste un buen uso de tu dinero no deberías tener mayor problema. Por un lado, los seguros te cubrirán del siniestro que hayas sufrido (y tendrás que hacer un desembolso menor – deducible y/o coaseguro) y por otro lado tu fondo de emergencia cubrirá un periodo en el que tu situación financiera regrese a la normalidad.
Aunque existen muchos más temas derivados del uso de dinero con aplicaciones puntuales, sería imposible cubrir todos estos ángulos en menos de mil palabras. Lo mismo pasaría si quisiera explicar en un artículo cómo opera una grúa de 180 toneladas. Así que espero que estas líneas te sirvan para generar interés sobre el uso que le debes de dar a una herramienta tan común y, al mismo tiempo, tan importante como el dinero.
No le tengas miedo, mejor entiende su funcionamiento y averigua cómo puede mejorar tu calidad de vida.
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Publicado por: TuDecides.com.mx
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