Desde las grandes tiendas hasta los pequeños comercios de México están recurriendo a un arsenal de promociones, ofertas y cuotas sin intereses para atraer a un consumidor receloso, que está cuidando su bolsillo por temor a una nueva recesión.
En un país donde los descuentos no son muy agresivos pero sí cada vez más comunes, la escena recuerda a la última crisis económica.
"Las ventas han caído dramáticamente en los últimos tres meses. Antes estábamos ocho carniceros y ahora sólo quedamos dos", dijo Francisco Olvera mientras esperaba clientes en un mercado al aire libre.
"Se nota que la gente tiene menos lana (dinero) para comprar comida, y para nosotros es muy difícil competir con supermercados y tiendas en los que se puede pagar con tarjeta o a meses sin intereses", añadió.
Las cifras son contundentes: el consumidor está restringiendo su gasto en rubros de primera necesidad y a niveles de cuando el país cayó en recesión hace cinco años.
Y es que la segunda mayor economía de Latinoamérica corre el riesgo de sufrir un nuevo revés si su principal socio de negocios, Estados Unidos, no logra repuntar.
Por eso los comercios han recurrido a grandes desplegados en prensa, anuncios en televisión y radio, vallas y mercadeo directo para vender desde alimentos básicos hasta autos de lujo, pasando por membresías en gimnasios y limpiezas de cutis.
Las ofertas pueden ir desde un "llévese tres productos y pague dos" en un supermercado, hasta plazos de 72 meses para pagar un auto nuevo, con seguro incluido por un año y descuento al precio anunciado. También muchos han lanzado presentaciones más pequeñas de productos para reducir los precios.
"La actividad promocional nos recuerda la crisis de 2008/2009 (...), lo cual no es una buena señal de la percepción de los minoristas sobre el ambiente para el consumo", escribió en un reporte Credit Suisse, que subrayó que los minoristas no tenían muchas esperanzas de un repunte hacia fin de año.
Este año la economía mexicana podría crecer un 1.7 por ciento, menos de la mitad que en el 2012. La desaceleración externa está pasando la factura al enorme motor interno de la economía, que aporta alrededor de un 60 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Y eso se siente en la confianza del consumidor, que siguió débil hasta septiembre por el pesimismo de la población sobre la situación económica actual del país y de los hogares.
"El sueldo no alcanza, hay que comprar ofertas y estirarle lo más que se pueda", dijo Andrés Morales, un joven abogado que buscaba ropa a medianoche de un sábado en la "venta nocturna" de una tienda que ofrecía crédito a 15 meses sin intereses y devolvía 20 por ciento del monto de compra.
Rebaja sobre rebaja, insuficiente
A pesar de todos los esfuerzos, los datos más recientes de los minoristas muestran que las campañas no han logrado llegar al bolsillo de los mexicanos.
Por ejemplo, las ventas iguales de Wal-Mart de México , la mayor minorista del país, se desplomaron un 4.7 por ciento en septiembre a tasa interanual. Fue la peor caída mensual al menos desde que se tiene registro, en 1999.
El presidente ejecutivo de la empresa, Scot Rank, dijo hace unos días en una conferencia con analistas que como el entorno económico sigue débil, la minorista tratará de apuntalar sus ventas con mejores precios y con una campaña para hacer compras con el eslogan "Surte tu despensa con morralla (monedas)".
"El precio va a continuar siendo un factor muy importante para nuestros clientes en la temporada navideña. Nuestro sólido posicionamiento en precios y nuestro amplio surtido son claras ventajas competitivas en una economía donde los clientes pueden mostrarse claramente cautelosos con sus gastos", dijo.
Desde la competidora Soriana, el director de Finanzas Aurelio Adán dijo también a analistas que la empresa había modificado su política de gastos en el segundo trimestre para adecuarla a un entorno de menor consumo.
"Hacemos esto de vez en vez, cuando nos encontramos cierta desaceleración en el consumo o ciertos periodos de crisis muy particulares por las que tenemos que atravesar", dijo.
Y es que según la mayor agrupación minorista del país ANTAD -a la que pertenecen Wal-Mart y Soriana- la venta de mercancías como artículos de primera necesidad y perecederos cayó un 0.2 por ciento entre enero y agosto interanual, de acuerdo con su índice de tiendas iguales.
Se trató de la primera cifra negativa al menos desde el 2006.
"En nuestro país la amenaza de una recesión no es nueva y el Gobierno la minimiza en lugar de hacer público un plan específico al respecto", dijo el enfermero Luis Valle mientras miraba aparadores en un centro comercial de la capital mexicana.
Aún con ofertas, México no puede soslayar que carga con una caprichosa tasa de desempleo del 5 por ciento, que no ha caído sostenidamente desde la última recesión, y con una pobreza que alcanza al 46 por ciento de los 117 millones de mexicanos.
Este cóctel de factores ha llevado a mucha gente a buscar ofertas olvidando la fidelidad a las marcas y a los comercios.
"Como la gente no tiene dinero, está comprando menos en los autoservicios, comprando presentaciones más pequeñas de los productos y está buscando otros canales para hacer sus compras", dijo la especialista en consumo Marisol Huerta, analista del banco Banorte.
Los comercios no se dan por vencidos, y ya se preparan para una nueva edición del llamado "Buen Fin" en noviembre, un fin de semana de agresivas ofertas parecido al estadounidense "Black Friday".
Temores del pasado
Pero a fin de cuentas, todo se trata de la débil economía.
El presidente Enrique Peña Nieto envió al Congreso una serie de reformas para impulsar al sector interno de la economía, pero según los expertos las iniciativas harían muy poco por cumplir con el objetivo y tardarían un par de años en dar frutos.
Mientras tanto, el rezago en la ejecución del gasto público -que fluye más lento cuando hay un cambio de gobierno- está contribuyendo a la desaceleración económica.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) recuperó en diciembre la presidencia con Peña Nieto por seis años, poniendo fin a una docena de años en el poder del conservador Partido Acción Nacional (PAN).
Los mexicanos no olvidan que bajo el reinado del PRI -que gobernó sin interrupción entre 1929 y el 2000- la economía vivió sus peores tormentas. Muchos recuerdan la crisis del Tequila de la década de 1990, que fue desencadenada por un manejo inadecuado de las finanzas del país.
"Vamos de regreso a un final de sexenio al estilo priísta de los viejos tiempos, con macrodevaluaciones, recesión y finanzas públicas en la bancarrota", dijo Ignacio Molina, un sastre de 56 años, en las afueras de un pequeño comercio.
"Y si a esto le sumamos una falta total de políticas de incentivos para el crecimiento del mercado interno, pues estamos mal", agregó.
Fuente: www.altonivel.com.mx
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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