(CNNexpansion) — Cuántas veces nos habremos hecho la misma pregunta: ¿puedo tener amigos en el trabajo? Para responderla habría que tomar en cuenta varios puntos, los cuales me permito señalar a continuación:
Antes de establecer lazos más allá de los estrictamente laborales, debemos ubicar el contexto en el que se pueden dar. La persona o grupo ¿realizan actividades similares?, ¿pertenecen a la misma área o reportan al mismo jefe?, ¿cuáles son sus objetivos y metas en el corto y mediano plazo?
Hay que aprender a distinguir entre las personas que buscan sacar un beneficio personal por la actividad que desempeñan (métodos de trabajo, uso de tecnologías, información confidencial, secretos profesionales) y aquellas que, como consecuencia del trato diario, perciben valores, gustos, y afinidades de sus compañeros.
El último caso es en donde se puede dar inicio a una amistad laboral; aquella en donde antes que nada se da el saludo por el gusto de verse, es cuando las personas se apoyan en cosas tan simples como contestar las llamadas cuando el otro no está; se ayudan en la forma más eficiente de desempeñar las actividades, llenar reportes, impartir pláticas, en la forma de obtener la información necesaria, e incluso, se acompañan en los trayectos casa-oficina-casa.
Una amistad de este tipo se puede consolidar de manera más fuerte con la convivencia familiar; cuando es común salir con las parejas, acudir a eventos como cenas, cine, teatro etc. Se comparten actividades ajenas a los asuntos laborales como serían los pasatiempos, los paseos, las comidas, etc. Pensándolo detenidamente, esto representa una magnífica oportunidad para dar respuesta o solución a conflictos del trabajo ya que se pueden analizar desde otra perspectiva y se puede lograr una especie de "terapia amistosa-laboral".
Ahora bien, hasta aquí se maneja una visión totalmente optimista del desarrollo de una amistad surgida en el trabajo, ¿qué pasa cuando ésta se enfrenta a la situación, hasta cierto punto normal, de una promoción?; es decir, una de las partes va a recibir un aumento económico y de poder lo cual le va a generar un desarrollo y mejor nivel de vida. ¿Estará la otra parte lo suficiente madura para hacer a un lado la envidia, el "¿por qué el y no yo?", hacer "oídos sordos" a los comentarios mal intencionados de otras personas (amigos, compañeros y familiares) quienes en una manifestación de su propio enojo o frustración atacan al que consideran "consentido del jefe".
Ante una situación de este tipo es muy difícil poder predecir qué futuro tendrá esa amistad de la que hemos hablado. Hay que recordar que cada cabeza es un mundo distinto y que el ser humano, por naturaleza, es egoísta y busca su propia supervivencia. Sin embargo también es cierto que en el ser humano hay un pensamiento racional que permite discernir sobre la verdad de los hechos.
Suponiendo que la amistad no se desquebrajó ante esto, podemos pensar que las cosas van a seguir rumbo a una larga y sincera relación. Por el contrario, si los lazos no eran suficientemente sólidos y éstos se vieron afectados, las personas tomarán rumbos distintos. Pero si además una de ellas llega a enterarse de que la otra comienza a difundir cosas personales, el sentimiento de decepción y la pérdida de confianza aparecerán y nos pondrán a reflexionar sobre el límite que puede alcanzar una amistad en el trabajo.
*La autora es profesora de la Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Panamericana.
Fuente: CNNexpansion / Por: María del Carmen Pereda Barrios*
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