NUEVA YORK — Siempre que llega un jefe nuevo a la oficina, las cosas cambian. Lo ideal sería que desde un principio hubiera cierta confianza y libertad para que los empleados hagan lo que saben que deben hacer, pero, ¿qué pasa cuando un jefe es demasiado controlador?
Hay jefes que no pueden evitar controlar cada movimiento e insisten en decir a todos qué hacer y cómo hacerlo de forma muy detallada,
El punto es que estos jefes pueden volver loco a cualquiera, y a veces uno sólo espera que llegue pronto otro cambio de jefe.
Todos hemos tenido uno de esos jefes en algún momento de nuestras vidas. "Los gestores extremadamente controladores son uno de los factores principales que provocan la rebeldía de los empleados", dijo el Dr. Albert J. Bernstein, psicólogo clínico desde hace 35 años y autor del nuevo libro Am I The Only Sane One Working Here? ("¿Soy el único aquí que no está loco? 101 soluciones para sobrevivir a la locura de la oficina".
Gran parte de las prácticas de Bernstein surgen de los puestos ejecutivos, alentados por equipos de trabajo que quieren deshacerse de esos jefes controladores que no saben a quién creerle, así que llaman a Bernstein para resolver su problema. "Incluso los peores gestores de equipos pequeños no se dan cuenta de que son demasiado controladores", dijo, "ellos creen que sólo son lo suficientemente controladores".
Y, ¿por qué se equivocan? "Son personas muy temerosas. Tienen miedo a cometer un error o a que alguien más lo cometa y eso tenga una repercusión negativa en ellos", dijo Bernstein. "Ya sea de forma conciente o inconciente, su visión del mundo es que si no controlan hasta el más mínimo detalle, algo terrible puede pasar".
Para poder controlar este miedo, primero hay que reconocerlo, dice Bernstein. Él recomienda que quienes trabajan para un jefe de este tipo sigan los siguientes pasos:
1. No muestres tu enfado. "Llamar a alguien un loco controlador, o verse visiblemente molesto cuando hace ciertos comentarios, sólo le hará pensar que necesita observarte con más cuidado", dice Bernstein.
Y que ni siquiera se te ocurra tratar de discutir el problema: "Que no se te ocurra hablar con un jefe sobre ser un jefe; incluso a los mejores terapeutas se les complica convencer a los pacientes obsesionados con el control de que su comportamiento puede estar causando más problemas de los que resuelve".
2. Usar la reafirmación, no la recriminación. Antes de que comience un proyecto, hay que tomar un tiempo para dejar en claro qué es lo que el jefe quiere, cuándo lo quiere y cómo lo quiere. "Tomen notas abundantes", recomienda Bernstein. "Hay dos razones para esto: primero, si das la impresión de que estás tomando sus instrucciones con seriedad, le preocupará menos cometer ‘errores'". En segundo lugar, si se establecen por escrito los resultados medibles para que se cumplan en determinado tiempo, después será de gran utilidad, cuando tu jefe trate de tomar control de la situación, que, por supuesto lo hará.
3. Entregar informes de progresos antes de que se pidan. "Nada despeja los miedos de un jefe controlador tanto como el exceso de información", dice Bernstein. "Recuérdenle que están tomando los proyectos con la misma seriedad que él lo hace".
4. Cuando un jefe trate de controlar el trabajo de alguien, hay que preguntar si esto quiere decir que el producto final ha cambiado. Aquí es donde salen las notas de esa junta inicial. "Maneja los intentos de controlar el proceso como peticiones para cambiar el producto final", dice Bernstein. "Si el objetivo final no ha cambiado, entonces, ¿por qué cambiar el proceso?".
"No hace falta decir esto, pero para que la estrategia sea efectiva, necesitas tener algún antecedente de estar teniendo un buen rendimiento", agregó.
5. Mantener el buen desempeño. Según Bernstein, si estos pasos se siguen de forma continua (una sola vez no es suficiente) y en verdad haces lo que dices que harás cuando dices que lo harás, tu jefe se preocupará menos sobre tu desempeño y dejará de estar encima de ti para estar encima de alguien menos responsable.
Mientras tanto, intenten no sobre-reaccionar a las locuras de sus jefes. Bernstein advierte que "la gente tiende a responder de forma visceral en contra de un jefe demasiado controlador por el adolescente que llevan dentro, ya saben, esa voz que reacciona de forma exagerada contra las autoridades alegando que ‘tú no puedes decirme qué hacer'. Es un acto reflejo de resistencia contra el control arbitrario o irracional", dice. Esa voz es mas fuerte en algunas personas que en otras, pero "siempre le aconsejo a la gente que no deje que el adolescente que llevan dentro tome decisiones profesionales por ellos". Anotado.
Fuente: CNNexpansion / Por: Anne Fisher
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