A veces, llegan a ser tan notables dichas peculiaridades que los productos o servicios regionales ostentan que no existe en el mundo forma alguna de cómo igualarlo. Si hiciéramos un recorrido de honestidad, fácilmente el paladar por ejemplo podría detectar que no es lo mismo un vino producido en Chile, que otro en Argentina o e Francia, por ejemplo.
Que la uva Asti de Italia es diferente a la uva blanca de Alemania. Que un mezcal no tiene el mismo sabor que un sisal, aún a pesar que las dos se extraen del agave, o que las cervezas en el mundo varían mucho en densidad, aroma, consistencia, sabor, cuerpo y tonalidad, lo que hace pensar que las diferencias nacen desde el origen de la malta, es decir, de las materias primas.
Pensemos por ejemplos en la calidad del extraordinario café en Colombia, la nitidez y colores de los diamantes de Sudáfrica, el tamaño y uniformidad en el color de los cultivos de perlas en Japón, las más de cuatrocientas variedades y calidades de la papa en el Perú, la diversidad de los más de 650 tipos de chiles que se producen en México, por citar algunas.
Y no obstante, podríamos hablar de productos y/o servicios que impliquen para su realización procesados avanzados, que requieran de tecnología así como una muy buena administración del conocimiento, ejemplo de ello sería la tan renombrada industria de las telecomunicaciones en Finlandia (pensemos en celulares o comunicación satelital), la industria de alta tecnología militar en Israel, la industria del chocolate en Suiza (con la nota de que el cacao es originaria de México, pero el proceso en la producción con esa calidad se guarda como secreto industrial) o la industria del turismo en Costa Rica (que verdaderamente es un ejemplo internacional por la transparencia de sus instituciones).
Finalmente, está una tercera categoría, aquellos productos que sólo pueden producirse en regiones determinadas pues están confinados y protegidos gracias a su denominación de origen, lo que da identidad y pertenencia a la región, comunidad o país donde se producen. Los ejemplos son aún más variados, como bien podría ser el tequila para México, el sake para Japón, el whisky para Escocia, el pisco del Perú, la cachaca para Brasil, el vodka para Rusia, el anís para Líbano o el limoncello para Italia, por ejemplo.
La asociación directa que existe entre un producto con una nación y que esté directamente asociada con el consumidor, bien puede definirse como ese “top of mind industry” que prevalece en la mente de los clientes o de los destinatarios del servicio ofrecido, y sí, a esto es lo que genuinamente se le puede decir como posicionamiento.
Para Michael Porter, este posicionamiento se traduce en una capacidad, que en el momento en que no es posible igualarla, se convierte a la vez en algo único e inviable de ser copiada, constituyéndose en lo que llamamos en la literatura de la administración como una ventaja competitiva. (2006)
Las ventajas competitivas no son exclusivas de los países como podría llegar a pensarse, por el contrario, pueden ser ubicadas en personas, regiones, empresas, industrias y/o en naciones. ¿Quién en el mundo podría en este momento competir, ya sea igualando o siquiera intentando alcanzar el crecimiento que presenta China en su producto interno bruto anual? ¿Quién le puede decir a esa “gran fábrica del mundo” que su estrategia de desarrollo y activación económica no podrá soportarse en los próximos 20 años?
Si bien es cierto que toda estrategia debe ajustarse continuamente en función a los resultados, cierto es también que “éxito llama a más éxito”, y cuando una ventaja competitiva se construye desde la base y logra no sólo operar, sino ser reconocida en el mercado, normalmente es muy difícil que se deje perder o que disminuya, muy por el contrario.
Para que una ventaja competitiva desaparezca se requiere que la materia prima de la cual dependía, por ejemplo, dejara de existir, de proveerse o extraerse. México por ejemplo es consciente que su fortaleza en el petróleo está tambaleándose para los próximos 25 años, pues los escenarios en los que se encuentra divisa pocas probabilidades de extraer este recurso natural en los próximos años pues nuestros yacimientos están disminuyendo. Deberemos ser entonces mucho más creativos y encontrar algún camino que nos permita obtener legalmente esos dividendos que antes eran proporcionados por dicho petróleo. Será hora de evolucionar hacia una siguiente etapa en donde la educación, el manejo correcto de la información y el conocimiento, suplan esta desventaja.
La historia señala por su parte que los países se han dado cuenta que el posicionamiento suele nacer gracias a la transformación de los recursos naturales. Empezó con una revolución agraria, continuó con la revolución industrial, seguida de una revolución tecnológica, de otra referente al poder de contar con la información y ha llegado hasta lo que es reconocido como la revolución del conocimiento y la revolución verde.
De esto último valdría la pena preguntarse quién será realmente millonario en el futuro. Algunos opinan que serán aquellos que posean terrenos. Interesante respuesta si es que en dichos predios no se pudiera contar con el vital líquido del agua. Otros opinan en sentido opuesto diciendo que serán aquellos que tengan la posibilidad de disponer de agua dulce, pero nuevamente ¿no sería un absurdo si existiera la tecnología lo suficientemente económica para separar la sal del agua de mar
a fin de lograr que ésta fuese utilizada para el consumo humano? Tal vez la respuesta se halle en las dos, o más bien, se encuentre en un paso más allá llamada conocimiento.
Lo cierto es que agua o tierra, las dos serán fundamentales para poder soportar el posicionamiento que se requiera para el desarrollo de la ventaja competitiva que se pretenda instrumentar, e indiscutiblemente la información y más aún, el conocimiento de cómo utilizar dicha información, serán la base del éxito en cuestión. Pareciera que la definición de sostenibilidad nuevamente encuentra eco en estas palabras. (Barber, 2010)
Lo que ha empezado como una simple idea de aprovechar diversos elementos para incentivar el desarrollo económico en particular, pareciera ser para el “top of mind” uno de los caminos más exitosos para desarrollarlo de manera mucho más amplia y exitosa, por ejemplo: ¿cómo es posible que los bosques de Noruega o de Chile, en vez de estar disminuyendo como se indica en la tendencia mundial, estén ampliando considerablemente sus zonas de presencia?
Simplemente encontraron en la industria sostenible de la madera una forma de generar grandes cantidades de dinero para el desarrollo. Se logró, en palabras de los intelectuales, balancear la generación de riqueza, con el impacto social aprovechando y velando por el cuidado, explotación y regeneración de los recursos naturales.
Por eso es que temas como la generación de energía limpia y renovable, como lo es la industria eólica el Mar del Norte, en Europa, donde Alemania y ciertos países nórdicos no han dejado pasar la oportunidad, o por ejemplo, la sobresaliente industria de generación de energía mareomotriz, en donde los franceses llevan la vanguardia desde hace ya varias décadas, están teniendo tanta importancia.
Fuentes de nuevos negocios prósperos se hallan ahora en el reciclaje de la basura, la protección de especies en peligro de extinción, el cultivo de frutas y verduras a gran escala y con mayor eficacia o bien, en el transporte masivo no contaminante.
Sigue presente la idea de que quién logra identificar una necesidad, puede posiblemente encontrar la solución, y cierto es que en esa solución, entre un extremo y otro de la respuesta para la resolución de su problemática, existen otras muchas soluciones intermedias. Tal vez la más conveniente sea aquella que se considere como la más creativa.
Y es ahí donde se han centrado las personas que con su visión, lograron divisar aquello que no era tan normal en el mundo, aquello que no porque se hacía con mayor frecuencia de una manera debiera seguir haciéndose así, aquello que las condiciones climatológicas, la idiosincrasia de la cultura, los recursos naturales particulares y/o el talento cognitivo de los precursores y actores del proceso, hacen que esas empresas o industrias representativas logren y sostengan el éxito que hasta el momento, han desarrollado.
En la forma como se detecten problemas y se logre articular la generación de riqueza dentro del proceso de su solución, serán aún más exitosas y rápidas las implementaciones de las estrategias en cuestión.
Fuente: http://mx.hsmglobal.com / Por Dr. Carlos Miguel Barber Kuri, Director Institucional – División de Negocios, UVM
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