Casandra es una joven emprendedora que convirtió su pasión en su empresa. Al inicio, se le hizo fácil invitar a su mejor amiga, un primo y su mamá para integrar su equipo de trabajo. Conforme creció su negocio contrató a más personas, aunque sin detenerse a pensar en un perfil de puesto, un perfil de persona y si su empresa realmente necesitaba la nueva contratación.
Poco a poco el caos y desorganización se hicieron latentes, pues Casandra invitó a gente en la que confiaba, pero nunca estableció roles ni políticas de operación. En pocas palabras: no sentó las reglas del juego. Muchas veces hacía el trabajo que le correspondía al otro, pues comenzaba a desconfiar de su equipo; fue perdiéndose en la operación en lugar de hacer una estrategia. Hasta que un día simplemente “explotó”: su amiga se fue, su mamá se desmotivó y el resto del equipo de trabajo quedó desorientado y confundido (ah, ¡y el primo! A él ya lo habíamos perdido en el camino).
¿Te suena familiar esta historia? Esperamos que no la estés viviendo en carne propia. Pero, si es así, no te preocupes: tiene solución y se llama management.
Se entiende por management la manera en que se coordinan, planifican, organizan y dirigen los recursos (humanos, financieros, tecnológicos y naturales) con los que cuenta un negocio para alcanzar sus objetivos. Su principal exponente es Peter Drucker, quien considera que el management es “parte de los seres humanos, pues tiene que ver con la gente, sus valores, su crecimiento y desarrollo, su estructura social, la comunidad en que viven y hasta con temas espirituales”.
Dirección y organización
Para que tu empresa funcione, no basta tener una pasión traducida en un modelo de negocio. Tanto tú como tu equipo deben entender y asumir los qués, cómos y por qués. Es decir, los objetivos, las estrategias y la misión/visión; en pocas palabras: entender el negocio.
Dirigir una empresa consiste en supervisar las acciones que se llevarán a cabo para que tu empresa progrese. Estas acciones deben provenir de la estrategia y los objetivos específicos del negocio, que a su vez deben conocer todos y cada uno de los miembros del equipo. Es importante que todos cuenten con la misma información, pues esto evitará que se pierda la dirección.
Distribución de recursos, planificación y control
Una vez que se hayan establecido los objetivos, se deberá pensar con qué recursos (y de qué tipo) se cuenta para que su asignación sea coherente y eficiente. La planificación es un punto importante para garantizar la utilización óptima de los recursos; va de la mano con el plan inicial de negocio. Por último, el control no se refiere a establecer sanciones, sino más bien a revisar que los recursos se estén empleando de manera adecuada y, en caso contrario, se puedan realizar mediadas de corrección.
En este punto, es preciso que conozcas bien a tus competidores, sepas cómo se comportan tus clientes, domines el mercado al cual te diriges y veas si es posible tener participación en algún otro mercado. Esta información te hará más sensible al entorno y te permitirá tener un mejor nivel de respuesta.
El equipo de trabajo
Para Ducker, un líder en management debe tener carácter, habilidades y conocimiento. “Lo que un manager líder debe hacer puede ser aprendido. Pero hay una característica que el manager líder debe poner en práctica al cien por ciento y eso es el carácter. Es a través del carácter que se ejerce un buen liderazgo, el que establece un buen ejemplo a seguir”.
Cuando formes tu equipo de trabajo piensa en la personalidad de quienes lo integrarán. Es recomendable tener diferentes matices, pues esto enriquecerá el equipo y se verá reflejado en los resultados.
La gente que conforme tu equipo deberá encajar en los perfiles de puesto que requiere tu empresa para lograr sus objetivos. Evita las contrataciones reactivas: antes de hacer algo así, siéntate y analiza si realmente es necesaria y evalúa cómo se está ejecutando el trabajo, pues es probable que deban hacerse modificaciones.
Drucker recomienda conformar equipos pequeños, pues resulta más sencillo que manejar grupos grandes. Asimismo, los grupos pequeños ofrecen ventajas como flexibilidad y un mayor sentido de responsabilidad. Por el contrario, los grupos grandes suelen caracterizarse por una falta de claridad de los objetivos, problemas de comunicación y exceso de competencia.
Motivación
El ambiente en una empresa depende del nivel de flexibilidad con que cuentan los empleados para innovar, la claridad que tienen sobre los objetivos de la empresa y qué se espera de ellos, así como el nivel de compromiso hacia un objetivo común.
Como líder deberás preguntarte cómo es tu comunicación con el equipo, si existen áreas con las que casi no convives, cuál es el ejemplo que les estás dando y cómo reconoces sus resultados.
Entre los beneficios de tener un equipo motivado se encuentran la lealtad hacia la empresa, mejores resultados en el desempeño y crecimiento y la eficiencia en el uso de los recursos. Un equipo motivado requiere una supervisión mínima, lo que te permite dedicar más tiempo a la parte estratégica del negocio en lugar de perderte en la operación, como sucedió en el caso de Casandra.
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Fuente: www.soyentrepreneur.com
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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