Innovar para emprender con éxito

A las 19:30 del 31 de diciembre, de ese hipotético año, Colón descubriría América. Desde ese momento y hasta las 23:20, inicio de la Segunda Guerra Mundial, la economía mundial se multiplicaría por diez. Pero resulta que, cuarenta minutos antes de las campanadas de ese extraordinario año, desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, la economía se volvería a multiplicar por diez.

¿Cómo se explica ese fabuloso crecimiento? La innovación, es la respuesta.

Te lo explico en un…
SEGUNDO. En la actualidad, el motor de crecimiento de los países son las ideas, la innovación, entendida como “destrucción creativa” (lo nuevo es mejor y destruye a lo anterior) y determinará el futuro económico de cada país. Las ideas son función del capital humano y cuanto mayor y más formado es éste más abundante son las ideas que surgen. A más ideas más posibilidades que alguna sea brillante. Resulta generalmente admitido que, de media, surge una idea revolucionaria al año por cada mil millones de personas. En el año 1800, con mil millones de habitantes, surgiría una cada año. En el presente, con cerca de siete mil millones de habitantes, debería nacer una idea rompedora cada… dos meses.

TERCERO. Respuestas sencillas a diez preguntas difíciles sobre la importancia de innovar para asegurar el éxito empresarial:

1.-¿Qué es innovar? Generar ideas que plantean nuevas soluciones a los problemas en las empresas. En sus productos, procesos, organización o marketing. Innovar NO es inventar. Las invenciones que no generan riqueza no es innovación. La Oficina Española de Patentes y Marcas está repleta de inventos inútiles.

2.-¿Para qué innovar? Para asegurar el crecimiento. La innovación es el único proceso que permite a una empresa crecer.

3.-¿Cuándo innovar? Siempre. El valor de una empresa hoy es su capacidad para generar ingresos futuros y solo mediante la innovación se pueden encontrar nuevas oportunidades de negocio que aseguren la supervivencia en el mercado.

4.-¿Dónde se origina? En las personas. Las máquinas no piensan, solo ejecutan, y para innovar es necesario pensar. Las personas son las que piensan en nuevas soluciones, transforman esas soluciones en ideas y las ideas en innovación.

5.-¿Cuál es el punto de partida? La innovación requiere personas creativas, con iniciativa, con afán de superación y con capacidad para poner las ideas en práctica. La creatividad el motor de la innovación y surge por la necesidad de solucionar un problema de manera urgente. Ya lo dice nuestro fefranero popular “estudia más un necesitao que un abogao”.

6.-¿Dónde se consigue? Tomando café, en el metro, escuchando una canción… La mitad de los nuevos productos de Google se originaron en el 20% del tiempo que la empresa concede a sus empleados para que trabajen en otros proyectos ajenos a sus responsabilidades habituales.

7.-¿Dónde se desarrolla? En las empresas. Una empresa es, ante todo, un conjunto de personas con distintas capacidades que se relacionan entre sí. Éstas personas y las relaciones que establecen entre ellas son lo que determina el proceso innovador.

8.-¿Es un gasto o una inversión? Siempre es una inversión, eso sí, a medio y largo plazo. Incluso si el resultado económico de la innovación no es bueno se habrá potenciado el capital humano porque el proceso innovador es, ante todo, un proceso de aprendizaje.

9.-¿Cuánto cuesta? Habla Steve Jobs:“la innovación no tiene nada que ver con cuantos dólares gastas en I+D. No se trata de dinero. Se trata de las personas que tienes, como diriges y cuanto obtienes de ello”. Más claro el agua.

10.-¿Qué es un emprendedor creativo? Aquél que encuentra las oportunidades que los demás buscan y que es tolerante con el fracaso. Que aprende e investiga cuando no sabe y cree que puede cuando parece que no puede. Todos tenemos esa capacidad. Solo tienes que ser consciente de ello y poner a trabajar, más aún, tu mayor ventaja competitiva:TU CEREBRO.

¿Qué piensan? ¿Estamos condenados a imitar más que innovar? ¿Cómo fomentan la innovación?

Fuente: www.emprendedoresnews.com / Jaime Muñoz Lama