(CNNexpansión) ¿Por qué el público, los expertos y la prensa tienen tanto interés en la salud de Steve Jobs? Entre las muchas cosas que Apple hace de forma brillante, la diseminación de la información no es una de ellas. La compañía tiene bien ganada su reputación para manejar secretos: sus empleados están aterrados por dar información incorrecta a los medios, o por dar información, en general.
Su aparato legal ataca rumores triviales como si fueran calumnias comerciales; las actualizaciones de desarrollo de producto muestran la misma apertura que el Proyecto Manhattan. Desde hace casi siete años, la salud de Steve Jobs ha sido tema de incansable especulación por parte de los medios y de Wall Street, y Apple ha dado muy pocas explicaciones.
La semana pasada se dijo que Jobs había comenzado su "tercer retiro de la compañía por razones médicas". Su correo de seis frases a los empleados, que Apple dio a conocer al público, no ofreció detalles sobre su salud, sobre la aparición o ausencia de su forma no letal de cáncer de páncreas, no mencionó si tiene complicaciones por su trasplante de hígado, y tampoco menciona si se someterá a una terapia nueva. Esta vez no se mencionó una fecha posible para su regreso.
Los expertos analizaron este suceso incansablemente. Los blogs especularon sobre si la falta de optimismo implica que nunca va a regresar. Los médicos sin conocimiento del paciente opinaron de inmediato sobre las estadísticas generales de la variedad de condiciones que Jobs podría tener (sin importar que sus propios médicos sólo hayan dado diagnósticos probables). Los columnistas y los analistas exigieron con indignación información adicional, sobre todo porque se trata de un icónico presidente ejecutivo sin precedentes de una compañía pública de 300,000 millones de dólares. Jobs ya veía venir este clamor. "Mi familia y yo agradeceríamos mucho el respeto a nuestra privacidad", fue la conclusión de su correo electrónico. ¡Qué valor tiene este sujeto!
De hecho, tiene razón. La solicitud de más me parece una curiosidad macabra enmascarada como el derecho de saber sobre una compañía pública. ¿Qué más tenemos que saber además de que no es Summer Redstone (con 87 años y en plena actividad) o Papa Jack Weil (que murió de 107 años aún siendo presidente ejecutivo de Rockmount Ranch Wear).
Queda claro que Jobs, de 55 años, no está bien. Por eso decidió volver a tomarse un descanso. Para las leyes de los valores (y para el sentido común), ¿debemos saber si está poco enfermo, muy enfermo o si es un enfermo terminal?
Dejando de lado que la última categoría no tiene una definición particularmente útil (se usa más en Dr. House que por los oncólogos), ¿este conocimiento cambiaría el comportamiento de los accionistas? Quizás no, pues las predicciones de longevidad suelen equivocarse. Éste es particularmente el caso cuando un paciente puede tener una serie de problemas más conectados a un tratamiento (cirugía abdominal complicada y un trasplante de órgano) que a un cáncer subyacente. Además, si una compañía con un fuerte presidente ejecutivo es lo que la gente busca en sus portafolios de inversión, ya habrían descartado a Apple hace tiempo. Claro que el presidente ejecutivo más sano podría morir en un avionazo o caer fulminado de una coronaria. El mercado de acciones no es lugar para los que piden certezas.
Pero asumamos que Jobs tiene ánimo de compartir (es mi hipótesis, así que sigan la corriente). En una entrevista completamente transparente y genuina con Oprah, nos diría que su nuevo hígado está funcionando mal, causando todo tipo de reacciones inmunológicas sistemáticas. Quizás este nuevo mal se está desarrollando en su abdomen, o quizás sólo se siente mal, no logra subir de peso y tiene problemas para dormir.
¿Ya se sienten informados y están listos para poner en práctica una nueva estrategia de inversión? Lo dudo, pero sí, la gente dirá que sí. Entonces, ¿cuánta evidencia quieren de Jobs? ¿Una declaración de su médico, enviada al departamento de Relaciones Públicas de Apple? ¿Quieren pruebas de sangre que lo comprueben, tomografías, registros médicos? O, también podría ser una conferencia de prensa con los médicos mismos... no, no es buena idea porque no están bajo juramento en una conferencia de prensa, así que mejor los debería entrevistar un abogado que esté haciendo una investigación para sustentar una posible demanda colectiva por parte de los accionistas.
Después de todo, el precio de las acciones cayó con la noticia inicial de su retiro, pero se recuperó rápidamente. Por cierto, aunque tengamos todo este tipo de información, ¿qué pasará el próximo mes cuando Jobs aún no haya regresado? ¿Necesitarán otros estudios del laboratorio y copias de los expedientes de radiología? Mejor aún, quizás Jobs debería invitar a CNN a todas sus consultas médicas. ¿Dónde termina esto?
Obviamente, estos asuntos siempre son cuestión de marcar límites. Incluso el presidente de Estados Unidos tiene cierta privacidad con sus registros médicos. Es cierto que hace dos años Jobs y Apple dieron a conocer muy poco y demasiado tarde cuando hablaron del trasplante de hígado al que se sometió. Quizás la Comisión de Valores y Mercados debió haber sancionado a Apple, aunque la respuesta a largo plazo del mercado a la salud de Jobs mostraba poco temor. Las acciones de Apple están casi cuatro veces arriba en comparación a como estaban hace dos años, pero ahora Jobs ya nos dijo lo que necesitamos saber. El hecho de que queramos más no lo hace irrelevante.
Yo creo que si Jobs renunciara mañana, los expertos y los medios se conmocionarían igual: ¿quién lo sabía y desde cuándo? En ocasiones, el chisme es sólo el chisme.
"No quiero morir", dijo Jobs en su legendario discurso de apertura a la generación 2005 de Stanford. "Y aún así, la muerte es el destino que nos espera a todos". Jobs podría estar más cerca de ese destino que muchos de nosotros, o quizás no. Pero no tiene ninguna obligación de tenernos actualizados.
Fuente: CNNexpansión /Por: David A. Kaplan
Publicado por: TuDecides.com.mx
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