La frustración está relacionada con un sentimiento de tristeza y enojo, que se genera cuando no logramos nuestros objetivos.
La frustración tiene fondo y forma
A menudo, los objetivos que establecemos desde un inicio no son viables e, inclusive, son imposibles de lograr por diferentes factores como tiempos, recursos, etc. Asimismo, puede ocurrir que los comportamientos de un equipo de trabajo no sean los adecuados e impidan llegar al objetivo, lo cual está ligado al clima laboral dentro de una organización.
La frustración en un equipo de trabajo genera desmotivación y provoca una disminución en el nivel de su desempeño, lo cual está muy ligado a su capacidad técnica pero también a su nivel de motivación, para lograr los objetivos; además, es un sentimiento que se contagia.
La resiliencia: El antídoto para la frustración
La resiliencia es la capacidad de reponerse frente a situaciones cotidianas que vivimos todos los días. Es imposible no frustrarnos nunca, ya que en el día a día todos vivimos pequeñas frustraciones, y el ser resilientes nos permite ir subsanándolas. La resiliencia es la competencia a desarrollar para enfrentar de forma adecuada las “desviaciones” en el resultado de nuestro trabajo.
“La energía no miente”: ¿Cómo detectar que tu equipo está frustrado?
Existe un principio en el desarrollo del ser humano que señala que “la energía no miente” y que es algo totalmente visible en un grupo social. En este sentido, el líder de un equipo de trabajo debe hacer contacto con la energía del grupo, y así detectar si es saludable o tóxica, lo cual se refleja en el comportamiento de las personas, por ejemplo, cuando la gente ya no quiere dar el extra, ya no cree, ya no se compromete, se convierten en “devoradores del tiempo” (le dedican demasiado tiempo al café, a comer, llegan tarde, etc.). Este tipo de desviaciones si se detectan a tiempo, se pueden corregir rápidamente y evitar un mal mayor.
Frente a ello: capitalizar los errores
Lo primero que un líder debe hacer en este tipo de contextos es empezar a capitalizar los errores como elementos formativos. Lo cierto es que la frustración se da cuando algo no salió bien o hubo errores camino al logro de un objetivo, por lo que un líder que entiende el error, que lo utiliza como una herramienta didáctica para el crecimiento de su equipo de trabajo, convierte el error en un tema motivacional, ya que el punto de aprendizaje es enteramente motivacional.
Es indudable que el cometer errores tiene una parte buena: el aprendizaje; Ahora ya sabemos qué no debemos hacer para evitar que vuelva a ocurrir, por lo que aquello que generó frustración, ahora nos provoca una sensación de crecimiento, lo cual se traduce en Madurez. El líder que sabe capitalizar los errores como una herramienta académica, didáctica y formativa cambia la sensibilidad de todo el equipo: De “todos somos unos Perdedores” a “todos somos unos Aprendedores”.
En definitiva, el líder debe saber detectar los errores, transmitirlos claramente a su equipo de trabajo, identificar las causas que los generaron, y tener un plan de seguimiento para eliminarlos.
Posteriormente, ¿cómo mantener el entusiasmo en los equipos?
Es importante establecer procesos o planes de reconocimiento cotidianos en las organizaciones, premiando aquellos comportamientos que de forma indiscutible nos van a llevar al éxito; pequeños reconocimientos cotidianos que, justamente, le permitan a la gente sentir que van avanzando en ese proceso.
Fuente: https://www.altonivel.com.mx/opinion/antidoto-contra-frustracion-equipo-trabajo / Por: Raciel Sosa.
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