Todo parece fragmentarse en una milésima de segundo cuando de ofrecer un discurso frente a cientos de personas se trata: el tiempo pasa rápido, el discurso se hace espontáneo y el lenguaje corporal parece estar controlado, pero… ¿estás seguro de que tu cuerpo dice lo que tu discurso quiere transmitir?.
La mayoría de los ponentes están tan preocupados por el contenido de su discurso que suelen olvidarse del cómo hacerlo. Basta con ver un video y observar cómo la mayoría de las personas suelen tener movimientos automáticos - no planeados- durante sus discursos.
Movimientos de manos y piernas, gesticulaciones sumamente marcadas, sonidos extraños con la boca e incluso breves actuaciones que parecen ser innatas. A esto se le llama ‘ademanes’ y son parte sustancial de nuestra personalidad y la clave para darle vida al discurso. Son el aderezo y son tan importantes como necesarios, afirma Eric Olavarrieta Marín, consultor de Imagen pública en Actitud es Imagen.
De acuerdo con el experto, los ademanes no son los tics o muletillas que tanto nos avergüenzan cuando hablamos en público y tienen como finalidad tres propósitos fundamentales: informar, persuadir o entretener. “Cuando utilizamos los ademanes manifestamos sentimientos o emociones (…) si los utilizamos de manera adecuada hacen que el discurso o la plática cobren sentido, y son especialmente importantes cuando cuando hablamos de charlas prolongadas", comenta.
Sin el uso de ademanes los discursos empezarían a aburrir a los siete minutos.
Preguntas frecuentes sobre cómo usar los ademanes
¿Es bueno o malo utilizarlos?
Como en todas las cosas, la moderación es la respuesta. Los ademanes no sólo sirven para aderezar nuestro speech, sino son excelentes movimientos para ejemplificar lo que decimos, en palabras más comunes son como los efectos especiales del discurso. Sin embargo, también hay que saber que deben utilizarse de manera natural y no excesivamente, cuando esto sucede, el discurso torna ridículo en lugar de impactante.
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¿Quiénes suelen utilizarlos?
La realidad es que todos tenemos movimientos reflejo que pueden ser catalogados como ademanes. Sin embargo, de acuerdo con Olavarrieta las personas que suelen utilizarlos a mayor medida son las personas extrovertidas, ellos suelen manejar manos, piernas y gesticulaciones, mientras que las personas introvertidas suelen ser más cautelosos y casi no utilizan las extremidades, dejando al rostro como punto focal.
¿Qué es lo que reflejan?
Éstos suelen ser subjetivos y personales, el significado de los ademanes puede variar en torno a las diferentes culturas y países. Por ejemplo, la mano levantada con el número dos en los dedos en América y en México suelen interpretarse de maneras distintas – el símbolo de amor y paz, el apoyo a un ideal o propósito social o ningún significado específico. Sin embargo, este ademán en países como Francia o Inglaterra puede ser una falta de respeto y una grosería para el receptor, comenta el especialista.
En muchas ocasiones los ademanes son una extensión del estado de ánimo del orador, lo que las palabras no alcanzan a decir, los ademanes suelen hacerlo.
¿Hablar de ademanes es lo mismo a hablar de lenguaje corporal?
No. La comunicación no verbal está compuesta por estos dos factores. De acuerdo con la Universidad Panamericana, el lenguaje corporal son el conjunto de movimientos corporales preestablecidos que se utilizan para comunicar un objetivo específico. El lenguaje corporal puede manipularse y perfeccionarse. Por su parte, los ademanes suelen ser automáticos y diferentes para cada persona, aunque pueden llegar a controlarse, en la mayoría de las veces las personas no son conscientes de tenerlos.
¿Podemos llegar a clasificarlos?
Si bien ya hemos dicho que son movimientos personales y particulares, los expertos han generalizado algunos y los han clasificado de la siguiente manera:
Afirmación. Sirven para enfatizar lo que estamos hablando de manera positiva. El orador suele desplazar cualquier mano como si saludara a otra persona; otra manera de afirmar es apuntando hacia adelante con el dedo índice o con la cabeza en movimiento ascendente y descendente, afirmando.
Interrogación. Suele expresar sorpresa o incertidumbre. Una de las formas en las que expresamos este ademán es con los hombros empujados hacia arriba o alzando las manos en a la altura de los hombros con dirección hacia afuera. En este caso, la cara tiene un gran punto a su favor, crear un gesto de sorpresa es suficiente.
Negación. Se utiliza cuando desaprobamos una idea. Uno de los ademanes es moviendo el dedo índice a la altura de los hombres de derecha a izquierda. Otro es apuntando con la mano cerrada y el dedo pulgar hacia abajo. También puedes negar con la cabeza, moviéndola de derecha a izquierda.
Indignación. Suele expresarse al no estar de acuerdo con una idea y creerla ofensiva. El ademán más común es cuando aventamos la cabeza hacia atrás con los ojos levantados hacia el techo, mientas encojemos los hombros y alzamos las palmas de las manos hacia el techo.
Triunfo. Muchos suelen levantar el puño o la mano extendida como símbolo de fortaleza y sirve para decir que se ha ganado.
Como consejo, el experto recomienda analizar nuestro actuar a la hora de hablar y ver si los ademanes que utilizamos son suficientes o si excedemos de ellos. Esto no sólo servirá para tener consciencia de lo que hacemos sin en caso de una situación negativa, podremos trabajar en ello.
Otro ‘tip’ es estudiar el lugar donde vamos a darel discurso, en caso de ser otro país, asegúrate de saber sus costumbres y significado del lenguaje no verbal, puede que existan ademanes que no deban utilizarse, ¡evita un gran error!
¿Alguna vez has visto un discurso tuyo? ¿Cómo podría beneficiarte estos ‘tips’?
Fuente: www.altonivel.com.mx
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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