Planes para reestructurar deuda

Si es tu caso, no te dejes llevar por la culpa, porque ni siquiera verdaderos especialistas fueron capaces

Y es que los hay muy atractivos, verdaderamente favorables para quien está interesado en mantener su reputación como usuario de crédito y evitar observaciones negativas en el expediente crediticio que cada uno tiene en el Buró de Crédito o en el Círculo de Crédito, las dos Sociedades de Información Crediticia que por ley operan en México. Las deudas más gravosas y comunes son las de tarjeta de crédito, que pueden convertirse en lastres por pagar el mínimo del saldo.

Las instituciones financieras ofrecen, conforme a su política, planes de reestructura de los adeudos. Vale la pena acudir a solicitar una corrida, porque a raíz de la crisis, los bancos y otras instituciones financieras renovaron esos programas. Así, es posible conseguir la salida a estos problemas con un frozen, que si bien impide utilizar las tarjetas, ofrece descuento de 50% en la tasa hasta que la deuda se haya amortizado.

La competencia también se registra en esos planes y por ello, otros programas no exigen prescindir temporalmente de la línea de crédito, reducen la tasa de interés, pero la condición es el pago puntual y de preferencia que sean pagos mínimos. Ahora que si requieres privacidad y hacer simulacros por tu cuenta, en las páginas electrónicas de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) y de la Procuraduría Federal del Consumidor, se pueden utilizar calculadoras por Internet, desde la comodidad del hogar o de la oficina.

¡Conserva tu automóvil!

Aún los créditos para vehículos de largo plazo y tasa fija se pueden reorganizar. CrediAuto de Scotiabank Inverlat diseñó programas de apoyo a sus clientes, con los que pueden obtener desde 12 hasta 24 meses de alargamiento del plazo. Así, el mínimo de alargamiento de éste es de 12 meses para contratos de 60 meses. Los 24 meses de extensión aplican para créditos de 48, 36, 24 y 12 meses para la compra total de un vehículo, con la tasa original de contratación. Con esa reducción, una persona consigue un aumento en su disposición de fondos de entre 15 y 25 por ciento, que puede aplicar al pago de otros créditos o para mayor holgura presupuestal.

Emprendedoras endeudadas

Por fortuna, los créditos específicos para empresas fondeados por la banca de desarrollo y con incentivos del gobierno federal, están acotados en tasa. Los expertos refieren que las instituciones también despliegan apoyos, para que las iniciativas empresariales no terminen por los estragos de la crisis, que limitan el flujo de efectivo a las negociaciones. No obstante, la experiencia advierte que la necesidad obliga a utilizar créditos personales, el más común: la tarjeta de crédito y hasta con disposiciones en cajeros para continuar la operación. Por ello es que, primero habrá que diferenciar el crédito y buscar la negociación correspondiente. 

Blindaje anti-deudas

1. Nunca comprometas más de 40% de tu ingreso mensual bruto en créditos, incluidos el vehículo y la vivienda.

2. No destines más de 30% de tu ingreso mensual bruto al pago de renta o mensualidades de la hipoteca. 

3. Evita aplicar más de 15% del ingreso mensual bruto al pago de tarjetas de crédito, emitidas por instituciones financieras o tiendas departamentales. 

Momento para corregir

De las situaciones difíciles se aprende, no obstante, los consejos de expertos son los más valiosos para reducir la posibilidad de volver a la senda del endeudamiento excesivo. Luis Pazos de la Torre, presidente de la Condusef, afirma que en la crisis se debe realizar una revisión exhaustiva de las finanzas personales. Dice que ningún presupuesto funcionará si no se consigue relacionar los gastos con los ingresos.

En un nuevo libro, el autor ofrece una guía para tomar decisiones correctas. Sin dudarlo advierte: “Si pagas sólo el mínimo la deuda puede ahogarte” y refiere que una tarjeta puede financiar hasta por 50 días el consumo sin ningún costo. Además, Pazos de la Torre invita a comparar precios y a repensar las compras, distinguir una necesidad de un antojo.

Por: Ma. Teresa Izquierdo/

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