Haciendo de lado el asunto del regreso del dinero mercancía, que supone el uso del oro o plata como medio de intercambio, centremos la atención en la eficacia de dichos metales preciosos como medios para ahorrar, sin olvidar que uno de los fines del ahorro consiste en la multiplicación del dinero ahorrado, de tal manera que, una vez concluido el tiempo del ahorro, el poder adquisitivo del ahorrador sea mayor del que fue al inicio de dicho plazo.
En 2010, ¿el oro y la plata fueron buenos medios para el ahorro? Hagamos cuentas.
Si al inicio del año, el lunes 4 de enero, usted hubiera comprado centenarios de oro, hubiera pagado, por cada uno, 17,900 pesos. Si 11 meses después, el 30 de noviembre, los hubiera vendido, usted hubiera obtenido, por cada pieza, 19,300 pesos, y su ganancia nominal hubiera sido del 7.8% y real, ya descontada la inflación (que entre enero y noviembre fue del 3.9%) de 3.9.
Si el lunes 4 de enero, al inicio del 2010, usted hubiera comprado plata, monedas Plata Libertad, hubiera pagado, por cada una de las piezas, 250 pesos. Si el 30 de noviembre, 11 meses después, usted las hubiera vendido, hubiera recibido, por cada moneda, 325 pesos, por lo cual hubiera tenido una utilidad nominal del 30% y real, descontada la inflación, del 26.1%.
En términos reales, durante los primeros 11 meses del año, el ahorro en oro reportó una ganancia del 3.9% y en plata del 26.1%. ¿Mucho o poco? Comparemos.
Si el martes 5 de enero usted le hubiera prestado dinero al gobierno comprando Cetes a 28 días, y se lo hubiera prestado a un año, al martes 30 de noviembre usted hubiera obtenido una ganancia nominal de 4.08% y real de 0.18%, prácticamente nada.
¿Cómo se compara la ganancia real de 3.9% y 26.1%, del oro y la plata, con la utilidad, también calculada en términos reales, del 0.18% de los Cetes?
¿Por qué ha aumentado el precio de los metales preciosos? Porque el incremento en su demanda ha sido mayor que el aumento en su oferta. ¿Y a qué se debe que el aumento en la demanda de oro y plata haya sido mayor que el incremento en su oferta? A la incertidumbre en torno al futuro inmediato de la actividad económica, comenzando por la pregunta ¿qué tanto se puede confiar en el dólar, dinero que la Reserva Federal estadounidense ha emitido con singular alegría (entiéndase: de manera por demás irresponsable)?
En tiempos de incertidumbre y desconfianza la gente, de manera egoísta y racional, busca seguridad económica, y la seguridad, sobre todo la económica, depende del valor de nuestros activos, y si algo muestra la historia es que los seres humanos siempre hemos valorado el oro y la plata, tal y como muchos lo han hecho en este 2010, año de incertidumbre y desconfianza.
Fuente: www.mundoejecutivo.com.mx
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