Las nuevas empresas con frecuencia fracasan, pero, ¿por qué? En muchos casos una empresa nueva cierra por razones obvias: capital insuficiente; aún no estaba lista; los fundadores se cansaron y la lista sigue. Sin embargo, otras instancias de fracaso parecen inexplicables.
Por ejemplo, después de dos años y medio en el negocio, Loosecubes, la empresa de servicios de oficinas compartidas con sede en Nueva York, Estados Unidos y que atrajo más de 25,000 “loosecubers” en más de 60 países, cortó por lo sano.
El concepto parecía una idea de primera para despegar y de hecho estaba despegando. La compañía, integrada por 16 personas, había atraído fondos por US$9 millones en capital de riesgo durante su operación. Incluso había generado imitadores, como Desktime en Chicago. Además, la fundadora de Loosecubes, Campbell McKellar, ha sido calificada como una de las emprendedoras jóvenes más preparadas y elocuentes.
Entonces, ¿por qué Loosecubes bajó la cortina? Aún no se sabe. McKellar no quiere hablar con los medios. Los expertos sospechan que sus razones tienen que ver con la pasión; precisamente, con demasiadas pasiones.
Como los novelistas que escriben varios libros, los emprendedores a menudo albergan múltiples ideas de negocios, y todas les encantan. Y aquí es donde surge el problema: más que por construir y dirigir un negocio por décadas, “se les queman las habas” por darle chance a la siguiente idea. De hecho, vender o cerrar un negocio puede servir como una especie de catarsis.
Naturalmente, hay una pérdida financiera asociada al fracaso, pero también hay una sensación de cierre que la gente del mundo de las profesiones en realidad nunca llega a sentir. Ese negocio (alias tu bebé) se acabó.
Y mientras que los empleados que han sido despedidos a menudo buscan trabajo en el mismo rubro, los emprendedores pueden considerar algo completamente diferente. Pueden aventurarse en un terreno nuevo, explorar territorios ignotos. Aunque estén llenos de incertidumbre, también resultan emocionantes. Es la excitación del lanzamiento. Probablemente eso fue lo que le pasó a McKellar.
Si puedes identificarte con estos castillos en el aire –y estás consciente de que se han vuelto un impedimento para tu trayectoria empresarial– la siguiente sugerencia es para ti: en vez de buscar la felicidad creando productos o servicios nuevos, elige aquello que pueda funcionar en cualquier negocio.
Caso A: Tony Hsieh. Es bien sabido que el empresario en serie y director general de Zappos, un negocio de venta de calzado on line, tiene una gran debilidad por el servicio al cliente. Ese es su rollo, independientemente de cuál sea el negocio en que esté metido. Su creencia de que un servicio al cliente de calidad puede edificar o destruir compañías dedicadas a atender consumidores le ayudó a crear su amada tienda en línea, que Amazon adquirió en 2009 por aproximadamente US$1,200 millones.
Ahora bien, puede que el servicio al cliente sea lo que más le guste a Hsieh, pero tus intereses pueden diferir. Y está bien. Sólo asegúrate de que hay algo en tu pasión empresarial que te mantenga centrado hasta mucho después de que tu idea inicial haya madurado. De eso depende la posibilidad de que tengas éxito.
Fuente: www.soyentrepreneur.com / Por Diana Ransom
Publicado por: TuDecides.com.mx
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