Algo bueno está pasando en el mundo de los negocios. Hoy, cada vez hay menos emprendedores trabajando en solitario para dar paso a una cultura de colaboración en la que los clientes también participan en el negocio.
Pero ya no sólo como usuarios finales, sino como protagonistas y agentes de decisión. Este fenómeno es posible gracias a la tecnología, Internet, la interacción en redes sociales y el aumento en la consciencia de empresarios y consumidores por el medio ambiente.
“Antes percibíamos a los recursos como ilimitados. Ahora, reutilizarlos y aprovecharlos mejor es una necesidad”, señala Alberto Padilla, quien junto con Cristina Palacios e Ignacio Cordero crearon en 2010 la empresa Aventones. Ésta ofrece un servicio para que corporativos, organismos públicos y universidades adopten un sistema de carpooling (transporte compartido) entre los miembros de su comunidad.
“Cuatro personas de una organización que usan la misma ruta para llegar a su oficina pueden compartir un solo auto en lugar de viajar en cuatro unidades. Así, se reduce el tráfico, la contaminación y los gastos del transporte se comparten”, explica Cristina. Hoy, gracias a los 15,743 aventones que se han llevado a cabo entre sus clientes –como Costco, Scotiabank, Danone, Femsa, Nextel, Infonavit y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), por mencionar algunos–, se han dejado de recorrer 535,000 km, lo que equivale a 13.3 vueltas a la tierra y un ahorro de 91 toneladas de dióxido de carbono.
Aventones proporciona a sus clientes un software en línea para organizar a las personas que buscan o publican una ruta, además de seguimiento para medir el impacto y campañas y capacitación para los usuarios. Y recientemente lanzó el servicio de taxis compartidos y una versión de carpooling para viajes, como alternativa al avión y autobús. “No teníamos contempladas estas líneas de negocio, sino que las desarrollamos porque los clientes lo pedían. Todo nuestro concepto se ha amoldado según sus necesidades”, asegura Ignacio.
La compañía también promueve que los directivos den incentivos a los usuarios, como estacionamiento preferencial, premios o vales de gasolina y despensa, para que las personas adopten el hábito de compartir el trayecto. De esta forma, las organizaciones bajan su gasto en rubros como estacionamiento y son percibidas como una empresa socialmente responsable al reducir su huella de carbono.
Incluso, los emprendedores detectaron que el sistema promueve la integración entre los empleados, lo que a su vez mejora el ambiente laboral, algo apreciado por los directivos, señala Cristina. Gracias al éxito del concepto, hoy Aventones ya opera en Chile y planea entrar a Colombia, Brasil y Argentina.
La empresa no sólo atiende y fomenta la cultura de colaboración, también la vive todos los días. Su oficina, por ejemplo, es un espacio donde conviven otros cinco emprendimientos, con quienes se dividen los gastos. “Entre todos pagamos Internet, luz, agua y renta. Así somos más eficientes”, asegura Cristina. Al igual que el carpooling, también se han desarrollado otros modelos de negocios donde la palabra clave es “colaboración”. Conócelos y adóptalos en tu empresa (y en tu vida diaria).
Crowdsourcing
Modelo de colaboración de masas en el que un individuo da una tarea a un grupo de personas para que ofrezcan sus propuestas como solución. “En lugar de tener una persona y una perspectiva, todos aportan y se obtienen distintos enfoques”, señala Martín Iglesias, quien bajo este esquema desarrolló Torneo de Ideas. Se trata de una plataforma donde creativos latinoamericanos intercambian sus ideas con Pymes que necesitan un logotipo, imagen corporativa, diseño Web, nombrar un producto, aplicaciones y, próximamente, videos y diseño de empaques.
Según explica el emprendedor, cuando un negocio requiere de un trabajo de este tipo lanza un “torneo” y la comunidad hace sus propuestas. Luego, quien realizó el concurso selecciona la solución que cumpla con sus expectativas y recompensa al autor. Es un modelo ganar–ganar: el creativo recibe exposición y un pago por su trabajo –de US$250 a US$500–; mientras que los negocios obtienen publicidad, conteni-dos originales y diseños a la medida, con derechos legales y a bajo costo.
Hasta hoy, la comunidad de Torneo de Ideas suma 3,500 creativos y 53 empresas han lanzado su torneo. Actualmente, se encuentra en proceso de aceleración con la organización Wayra para crecer en América Latina.
Crowdfunding
Ahora la comunidad también puede aportar recursos para hacer realidad las ideas por medio de este sistema de financiamiento colectivo en Internet. “Si necesitas $5,000 puedes juntar a 50 personas para que te den $100 cada una. El objetivo es democratizar el acceso de capital apoyándonos en las redes sociales e Internet”, dice Juan Pablo Cappello, director de Idea.me, una plataforma que ofrece esta alternativa y que opera en toda América Latina.
¿Cómo funciona? Las personas exponen sus propuestas y ofrecen recompensas para sus fondeado-res; según el monto, pueden ir desde un agradecimiento personalizado hasta algo relacionado con la iniciativa, por ejemplo, un producto de regalo. La meta es conseguir la suma total en un tiempo definido; si no se fondea en ese periodo, se reembolsa el dinero.
Otra plataforma de crowdfunding que opera en México es Fondeadora, que en un año ha apoyado 28 proyectos y entregando $1.5 millones. René Serrano, su director, señala que en su caso el 70% de las propuestas que buscan fondos son culturales (de arte, cine y música), un 20% empresariales y 10% de iniciativa ciudadana. Además, ofrecen asesoría para presentar los proyectos y eventos de crowdfunding off line.
Carsharing
Tener un automóvil puede ser un inconveniente por la falta de estacionamiento y los gastos que implica. Asimismo, el 80% del tiempo el coche permanece estacionado y sin usar. Por eso, este concepto de autos compartidos funciona y Carrot, el primer servicio de este tipo en México, es muestra de ello. A menos de un año de haber arrancado, atiende a 3,000 usuarios con 40 vehículos en el Distrito Federal. Y próximamente llevará sus servicios a Puebla, Guadalajara, Querétaro y Toluca.
El sistema permite disponer de un auto sin los costos ni problemas de ser su dueño. Basta con apartar una unidad (vía su página Web) y pagar una cuota (que incluye gasolina y seguro), la cual varía según el tiempo y frecuencia de uso ($60 por hora y $900 por día). Una vez utilizado por algún usuario, el mismo coche lo puede aprovechar otra persona. Así, una unidad Carrot en circulación puede sacar de circulación hasta 20 particulares, lo que ayuda a reducir el tráfico, congestionamiento y emisiones de dióxido de carbono.
En noviembre pasado, Diego Solórzano y Jimena Pardo, emprendedores al frente del negocio, lanzaron la modalidad de autos eléctricos para renta con tres estaciones en Condesa, Bosque de Chapultepec y La Cibeles (en la Ciudad de México).
“Esta innovación surgió porque los usuarios nos pedían ser aún más verdes”, dice Jimena. Y no es la única propuesta que les han hecho: prácticamente, el 100% de sus ubicaciones las han definido por sugerencias de su comunidad. “La gente está muy entusiasmada por este tipo de soluciones. Ya no es una moda, es una necesidad”, concluye Diego.
Fuente: www.soyentrepreneur.com / Por Ilse Maubert Roura
Publicado por: TuDecides.com.mx
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